Un hospital al límite y el pedido de suspensión de clases presenciales

«Nuestro servicio de internación Covid se encuentra al límite de su capacidad operativa. Les pedimos extremar los cuidados personales como distancia social de 2 metros, uso de barbijo permanente e higiene de manos con alcohol en gel».

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La petición la hizo el Hospital San Roque, de Rosario del Tala -a 172 kilómetros de Paraná- en el marco de la suba de contagios como consecuencia de la segunda ola de la pandemia de coronavirus. Y lo hizo con una recomendación: reducir las salidas y eventos sociales «que impliquen el contacto con gente que no forman parte de nuestro círculo intimo habitual, independientemente de las habilitaciones y prohibiciones determinadas por los organismos competentes como Gobiernos Nacionales, Provinciales y/o Municipales, ya que es de fundamental importancia bajar el nivel de circulación local, para disminuir la velocidad de contagio que tenemos en la localidad».

La primera reacción a esa solicitud provino de la seccional Tala de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) que reclamó al Gobierno provincial suspender por dos semanas el dictado de las clases presenciales en las escuelas. «En lo que respecta a nuestra localidad, nos encontramos en el peor momento desde el inicio de esta pandemia, con una curva fuertemente ascendente en cuanto casos confirmados y consultas por síntomas asociados a la enfermedad, no contando siquiera con una terapia intensiva con respiradores para atender urgencias asociadas al Covid; el personal de salud sigue siendo el mismo, con el agravante del desgaste de haber sostenido desde la primera línea durante más de un año una batalla descomunal contra el virus que no da tregua», señaló la entidad sindical.
Y apuntó: «El gobernador (Gustavo) Bordet insiste en mantener abiertas las escuelas, sin condiciones, con falta de insumos y personal para garantizar el cumplimiento del protocolo y con apenas un 24% de los docentes vacunados, muchos de ellos habiendo accedido solo a la primera dosis de la vacuna y habiendo quedado demostrado que el cumplimiento de los protocolos dentro de las instituciones educativas (aun en las que cuentan con todas las condiciones) no garantiza que el virus no se expanda; al contrario, el movimiento de personas que se genera no solo dentro de las escuelas, sino alrededor de las mismas, ha facilitado la propagación de la enfermedad siendo dramático el crecimiento del número de niños y adolescentes contagiados».

Según la evaluación de Agmer Tala, todos los días «se suman en cantidad casos de docentes y burbujas aisladas, hecho que en lugar de favorecer los procesos educativos los relentiza y trunca, sobre todo en los casos de docentes con Covid positivo. Entendemos que es central para la vuelta a las clases presenciales la vacunación de todo el personal que habita las escuelas. Los relevamientos de casos y condiciones en la escuelas son realizados por los mismos docentes en lugar de por agentes capacitados para tales fines; agregando más tareas y preocupaciones a la ya sobrecargada labor docente en el marco de un sistema bimodal para el que no se garantizaron herramientas».

El gremio docente planteó que «urge que el Gobierno tome la decisión de cerrar las escuelas al menos por dos semanas, para intentar contener la virulencia de esta segunda ola y que invierta en todo lo necesario para garantizar conectividad y herramientas para las clases virtuales que permitan sostener dentro del sistema educativo sobre todo a los sectores más vulnerables».
Fuente: Entre Ríos Ahora

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