Thompsen y Pertossi hablaron: «No sabemos por qué estamos detenidos»

Luego de un mes y un día de silencio, Máximo Thomsen y Ciro Pertossi, los principales acusados en el crimen de Fernando Báez Sosa se sentaron frente a la fiscal Verónica Zamboni y declararon.
Luego de un mes y un día de silencio, Máximo Thomsen y Ciro Pertossi, los principales acusados en el crimen de Fernando Báez Sosa se sentaron frente a la fiscal Verónica Zamboni y declararon, según confirmaron fuentes del caso a Infobae. Las mismas fuentes indicaron que los dos imputados dicen no confiar en la fiscal y que, insólitamente, se negaron a contestar preguntas al decir que no saben de qué se los acusa. «No sabemos de qué se nos acusa. Somos inocentes. Ante esta fiscal no vamos a declarar», dijeron.

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Thomsen y Pertossi fueron los acusados originales de la autoría material del crimen, una imputación que luego se expandió a los otros seis jóvenes detenidos junto a ellos en la celda de alcaidía del penal de Dolores.

Hasta mediados de esta tarde, cuatro de ellos habían hablado, asistidos por su abogado, Hugo Tomei: fueron Máximo Thompsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Blas Cinalli.

Sin embargo, ninguno pidió disculpas, ninguno se quebró, ninguno accedió a responder preguntas. Todos ellos cuestionaron a Zamboni, dijeron desconfiar de ella, se quejaron de aparentes errores procesales en vez de hablar del crimen del que se los acusa y hasta pidieron la presencia del juez David Mancinelli como garantía.

Máximo Thomsen, el principal acusado y el más complicado de los ocho jóvenes de Zárate acusados de la autoría material del crímen, dijo luego de que enumeraran la larga serie de pruebas en su contra, el paso típico antes de que un acusado sea indagado:

«Primero quiero saber si todo eso es lo que se me tenía que leer desde el primer día, que a mí no me explicaron nada el primer día, nos tuvieron ahí parados todos juntos sin explicarnos nada. Lo único que se nos explicó es que la noche anterior se le había entregado a una familia un pibe en un cajón… Nosotros no sabíamos nada. Y al no saber nada, nunca tener un antecedente penal, nosotros confiamos en la Justicia y después nos dimos cuenta que la fiscal nos mintió en la cara».

Luego, Thomsen continuó: «Nos hizo pasar a firmar papeles en distintas oficinas, que esos papeles nos enteramos que decían que nos habían mostrado las fotos, videos y que nos habían explicado el hecho y en realidad no se nos había explicado nada. Yo había pedido tres veces que nos muestren el video para saber de qué se nos estaba acusando porque todavía no sabíamos que había pasado. Sólo sabíamos que había un chico fallecido y se nos negó a mostrar el video. Nos empezó a decir que no nos lo podía mostrar las tres veces que yo le pedí».

«Nos mintió que nos había mostrado el expediente y que se había leído y no era cierto. Nosotros nos sentimos muy frustrados por la Justicia. No se nos explicó nada. Nos dijeron cosas que no entendimos y nunca se nos dio el espacio para que nos expliquen qué era lo que estaba pasando. A nosotros nos condenó la sociedad antes que cualquier juez o fiscal. Nos condenaron los medios diciendo todo lo que supuestamente había pasado. Ellos tenían los videos y nosotros nos enteramos por nuestras familias el día de visitas ya privados de nuestra libertad. Nos enteramos todo lo que había pasado ese día porque nunca nos lo habían explicado», continuó.

«Quiero que sepan que nosotros estamos dispuestos a declarar desde el primer día, pero como no entendíamos que es lo que estaba sucediendo, nos mintieron. En la fiscalía fue un trámite. Cómo era de noche se ve que la fiscal estaba apurada. No se nos explicó nada. Se ve que se quería ir. Nos mintieron para que nos vayamos más rápido. Siempre privados de la libertad, no podíamos comunicarnos con nadie», siguió.

En ese momento la fiscal Verónica Zamboni le pregunta a Thomsen si va a responder preguntas en relación al asesinato de Fernando a lo que el detenido respondió: «No porque no confío en la fiscal porque se nos mintió desde el primer día. Voy a presentar un escrito», finalizó.

Ciro Pertossi hizo lo mismo. Apuntó contra la fiscal, contra los medios y habló de la situación en la cárcel: «Yo declararía pero no en frente de la doctora Zamboni porque me genera cierta desconfianza, ya que no se si lo que voy a decir acá va a salir en los medios, como ya estuvo pasando que se filtraron cosas, que por lo único que nos enteramos del caso fue por otros internos. Nosotros lo único que queremos es que todo esto termine. Nosotros tenemos ganas de declarar porque ya no soportamos la presión de los medios y de los presos que nos vienen amenazando cada día», aseguró.

Nuevamente, como sucede en este tipo de declaraciones, la fiscal Zamboni le consulto a Pertossi so iba a declarar sobre lo que había sucedido aquella noche y al igual que Thomsen se negó: «No voy a responder preguntas. Porque como ya dije me genera desconfianza la fiscal Zamboni, ya que desde un principio no supimos de que se nos acusaba. Por el único medio fue por los internos. Sentimos que nos mintió y que nos escondió cosas. Pedimos desde el primer día videos que nos pudimos ver y hasta el día de hoy no vimos».

Antes de finalizar su declaración Pertossi le dice un frase directamente al juez David Mancinelli, presente en las indagatorias a pedido de los acusados: «Imagínese que si un simple policía con las esposas me abre una herida de una operación que tengo en la muñeca izquierda, lo que me podría hacer los internos del penal».

Enzo Comelli, que trabajaba como patovica, señalado por golpizas en Zárate, aseguró estar aterrado en la cárcel: «Hoy ante la fiscal no me siento conforme para declarar sobre el hecho, si sobre mi disgusto sobre el proceso. Alegando todo esto, además de la desconfianza que le tenemos a la fiscal sobre el hecho, tenemos mucho miedo de la justicia que nos hacen los medios. Tengo mucho miedo, por ejemplo, estando dentro de la cárcel, del penal de Dolores. Recibimos muchos insultos y amenazas de parte de los otros internos por ventanas a la madrugada, a la tarde, a toda hora. Por el hecho de que si nos hacían daño el abogado Burlando y su estudio, los iban a defender, como que estaba todo arreglado. Que si ellos nos lastimaban Burlando los defendía».

Continuó: «Nos quieren asustar afilando las puntas debajo de nuestras ventanas, gritando nuestros apellidos reiteradamente, grabando videos esperándonos en los pabellones. Cuando pasan por la puerta de la alcaidía donde nosotros estamos le propinan golpes a la puerta, en tono de agresividad a nosotros. Y nosotros sentimos que toda la culpa, además de la fiscal por mentirnos y ocultarnos tanta información y privarnos de la libertad ilegítimamente, es culpa de los medios y de la información que se filtra desde la investigación. Por ejemplo, los audios y las imágenes que se tomaron en las ruedas de reconocimiento. Creo que quedó claro».

Entre los agresores de Fernando, los testigos identificaron a Ciro Pertossi, Máximo Thomsen, Matías Benicelli y Blas Cinalli. A su vez, como agresores de T., fueron identificados Enzo Comelli, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y también Matías Benicelli.

A Juan Pedro Guarino y a Alejo Milanesi algunos testigos lograron ubicarlos en la escena pero no como agresores.

Hasta el momento, el único de los acusados que eligió expresarse fue Blas Cinalli, quien aseguró no haber tenido intención de matar a Báez Sosa en la audiencia para definir su prisión preventiva a cargo del juez Mancinelli.

Mientras continúan las indagatorias, el Servicio Penitenciario Bonaerense espera la confirmación de las prisiones preventivas firmadas por Mancinelli la semana pasada para trasladar a los rugbiers fuera del penal de Dolores donde se encuentran aislados en una celda de alcaldía hacia una cárcel más cercana a sus familias, como alguno de los penales ubicados en la zona de Campana.

A un mes del asesinato, ayer se realizó una marcha masiva y Graciela, la mamá de Fernando, agradeció la presencia de las miles de personas que se manifestaron ayer por la tarde y exigió: «Quiero justicia, que paguen por lo que hicieron». Entre lágrimas -sostenida por su marido Silvino- lamentó: «Mi casa está vacía. Cuando me levanto y veo su cama y está vacía, tendida, esperándolo, pero sé que nunca volverá».

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