La pandemia no reconoce tamaños: la crisis se siente en todos lados

 

 

Empresas grandes, medianas y pequeñas. Comerciantes, cuentapropistas, trabajadores informales y profesionales. Casi ninguno se salva de las restricciones económicas que trae aparejada la pandemia de COVID-19. Y su profundidad todavía se desconoce. Aquí algunos de los testimonios.

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Manolo ReyPena (kiosquero): “estamos molestos por la situación que se vive, sobre todo con el horario de cierre. Se nos corta la cadena de venta. Por lo general la gente que trabaja termina a las doce y a esa hora tenemos que cerrar. Encima el Complejo Educativo está cerrado. No hay nadie en la calle. Si extendieran un poco más el horario cambiaría un poco la situación. Lo que pedimos es si se puede reveer esto que pasa. A las 20 horas es imposible cerrar porque justo empieza a llegar la gente y por favor pido que nos escuche. Nosotros tenemos que pagar el alquiler, la luz, la mercadería y hace tres semanas que estamos a pérdida. Así no podemos aguantar. Incluso la posibilidad de hacer delivery estaría bueno para todos los comercios”.

Ramón Villamayor (constructor): “fueron 15 días de parate y sin tener ingresos. La verdad que es una situación complicada. Ahora nos sumaron a las excepciones de la cuarentena y algo se puede trabajar. En este momento en cada obra hay dos o tres personas nada más por cuestiones de seguridad. Pasa que la situación es preocupante porque si no trabajamos no cobramos y no sabemos cómo seguir.

Hay obras que se pararon y no se pueden seguir, sobre todo donde hay personas mayores que están en cuarentena y hay que cuidarlas. Esos trabajos no se pueden hacer. Espero que esto pase lo antes posible para retomar el trabajo”.

Waldemar (albañil): “estuvimos dos semanas parados. Los primeros días tratamos de sobrellevarlo y hacíamos lo que podíamos pero a medida que pasaba el tiempo se complicó salir.  Estamos acostumbrados que al final de la semana teníamos nuestra plata. Pero seguimos preocupados porque no sabemos qué va a pasar. Es difícil mover a la gente pero al menos despacito se ha vuelto. Por supuesto que tomamos los recaudos, escuchamos la radio y tratamos de ayudarnos entre nosotros”.

Agustín All (Croissant-panadería): “muy preocupados por la situación que se ha complicado cada vez más. La ruta que es el fuerte nuestro está parada. Estamos vendiendo hoy apenas un 20 o 25% de lo habitual. Esto es terrible. En este momento no pasa nadie por acá. Pudimos cumplir con los sueldos porque suspendimos compras, pero el mes que viene no sé. Somos 25 personas que laburamos de esto y vivimos de este negocio. La situación es crítica. De hecho hacemos 5 o 6 productos nada más, incluso hay materia prima que ha subido. Tratamos de consumir lo menos que se pueda sin desabastecernos. Porque después vamos a tener que reponer con otros precios y nosotros no hemos aumentado. La harina, nuestro mayor insumo, ya aumentó. Hoy tengo que pagar las boletas del mes pasado sin ingresos, es un cuello de botella muy complicado”.

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Ricardo Dus (DOMIN-ropa): “llevamos tres semanas de cierre y estamos angustiados. Jamás, si bien hemos tenido problemas profundos, se ha pasado por una cosa así. Nos toca vivir esta situación tristísima que vive el mundo. Hoy valoramos lo que es la salud y hacemos esfuerzos por cuidarla en primer lugar. Pero aparejado nos trae complicaciones en el trabajo. Es triste no poder trabajar y estar sano. El lunes vamos a cumplir un mes entero sin trabajar. ¿Los impuestos? Sí, el sueldo de la señora de tu casa, los impuestos como Ingresos Brutos y todo lo demás que tributa un comercio. Aparte los compromisos con las empresas con las que trabajás. Me comuniqué con cada una y les avisé de la situación. Este rubro está totalmente parado y lo entienden, porque esto es una cadena. ¿Hasta cuándo se aguanta? Gualeguay es una ciudad del interior, donde todavía hay confianza entre comerciante y cliente. Uno trabaja con cuentas-corriente, se arregla un mes, gasta en otra cosa y así se va rotando. Hoy no, tenés todos los gastos y cero ingreso”.

Silvana Lencina (Adelaida Cueros-Marroquinería y bijouterie): “desde el 17 de marzo que estamos cerrados. Sólo he venido para organizar los pagos y hacer un mantenimiento. Tengo que pagar alquiler y muchas cosas más. Trato de tomarlo lo más tranquila posible, pero los compromisos hay que asumirlos. No sabemos con qué nos vamos a encontrar mañana. Todos tenemos compromisos, soy una laburante del día a día que está agradecida a la gente de este pueblo. Hay gente que está peor que uno que no tiene un mango en el bolsillo y la está pasando mal. O gente que vive en casas chiquitas y están hacinados. Me pongo en el lugar del otro y no me enojo y lo acepto. Hay que ver alrededor porque hay gente que come una vez al día”.

Eladio Benedetti (Remisería): “no escapamos a las generales de la ley. En principio la empresa RemisGuay cerró cuatro o cinco días. Pero hay un 50% de los remiseros que viven de esto y a su pedido se resolvió reabrir en horarios limitados. Arrancamos a las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche y ahora se flexibilizó un poquito. Pero tampoco sirve la cantidad de pasajes que se hacen, es poco. Pasa que lo nuestro es un servicio de transporte y además los muchachos tienen que recaudar algo porque se acabaron las reservas. Hay que pagar luz, alquiler, empleados, impuestos, pero sea poco o mucho se trata de sumar algo. También se bajó el importe del remis diario y se trabaja como se puede. Otros tienen otra entrada y se cuidan en su casa, por temor y el remisero se expone continuamente. Recomendamos que suban más de dos, que usen alcohol y barbijos, desinfecten las manijas. Pero es un trabajo de riesgo y le dijo a los muchachos que esto no es joda y hay que tomárselo en serio”.

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