Cocineras Municipales “Pilares para la reconstrucción del tejido social”.

Cerca del mediodía, la visita esta vez fue a un Comedor Municipal. A pocos pasos de la entrada al Salón Comunitario del B° Defensa se podía percibir un rico aroma a la receta del día de Rosa y Josefa: milanesas de hígado. “Con las manos en la masa” literalmente, estaban Rosa y Josefa quienes tienen la responsabilidad pero a su vez una tarea que las ennoblece: cocinar para los chicos del barrio, abuelos, mamás y aquellos vecinos de bajos recursos.

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Rosa y Josefa comienzan la jornada laboral a las 8:00 de la mañana en el Comedor Pro-Sol, y su rutina es “Llegar, cada una empieza a hacer una cosa, tomamos mate. Escuchamos la radio. Nos reímos mucho. Nos llevamos muy bien”, expresan estas dos cocineras que saben que además de dar de comer, contienen y son mamás y abuelas por un rato.

Rosa Mansilla, hace aproximadamente 24 años que es cocinera en los Comedores Municipales. Camina solo dos cuadras y llega al Comedor. Mientras que Josefa le queda una cuadra de distancia del Salón. Los días de lluvia asisten a trabajarllueva o truene, nosotras venimos igual” aclara Rosa, ya que los niños y sus familias buscan la vianda todos los días y para algunos es su único alimento del día.

Asisten al Comedor que se ubica en Boulevard San Juan e Intendente Gianello, diversas familias numerosas. Cocinar para Rosa y Josefa, es un verdadero talento. Han cocinado a muchas generaciones. Niños que han asistido al Comedor y ahora ya son abuelos, así lo cuenta Rosa: “En Comedor del Pancho, había un nene que me llamaba desde la puerta, me gritaba “Rosa, vení” para que lo fuera a buscar, sino no entraba. Hay un montón de nenitos que vienen acá y cuando pasan “Chau Rosita!”. Te saludan todos. Siempre te recuerdan”.

Josefa Cáceres tiene 65 años y está pronta a Jubilarse. Hace 18 años que es Cocinera y desde esa fecha se levanta cada día a las 6 de la mañana. “Lloviendo, truene. Pase lo que pase, vengo. Me pongo unas zapatillas y salgo”, asiente.

40 viandas se entregan a las familias de lunes a viernes. “Es una terapia venir a trabajar todos los días –manifiesta Rosa- A mí los feriados no me gustan, yo vengo todos los días, nunca falto”.

Prensa Municipal

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