La Unesco pide limitar celulares en las aulas

El celular en el aula tiene más efectos negativos que positivos. Ese es el veredicto de la Unesco en un informe sobre el impacto de la tecnología en la educación. También hace un “llamado urgente” a que se use bien la IA.

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La Unesco presentará un trabajo sobre el impacto que está teniendo el uso de la tecnología sobre los aprendizajes en las escuelas.

El trabajo presentará un largo documento, que lista una serie de trabajos científicos sobre el tema y deja recomendaciones a las autoridades educativas de los países, entre ellas que prohíban el uso de los teléfonos inteligentes en las aulas porque interfieran en los aprendizajes, a menos que esté cumpliendo con un objetivo educativo específico.

Es decir, encuentran que el celular en el aula tiene más efectos negativos que positivos, y solo en este último caso habría que habilitarlos.
“Cuando a un estudiante le suena el celular, tarda 20 minutos en retomar la atención. Si una clase tiene 45 minutos, perderá casi la mitad del tiempo. También pierde minutos y atención cada vez que suena una notificación de cualquier aplicación. Sobre esto hay suficiente evidencia”, dijo Laura Stipanovic, una de los autores del informe.

Los expertos de Unesco dicen que “hay datos claros” que relacionan a los celulares con la reducción de los resultados escolares. Presentan, para eso, evidencias de distintas partes del mundo y se lamentan de que, a pesar de la evidencia, “menos de una cuarta parte de los países prohíben su uso en las escuelas”.

“Hay que regular su uso en las escuelas. Tiene que haber reglas claras: si ayudan en los aprendizajes se usan. Si no, no deberían estar. Hay países, como Francia, en donde se prohibieron. Pero con excepciones. Por ejemplo, los alumnos discapacitados sí los pueden usar, con aplicaciones que los ayudan. Para el resto no: está comprobado que los teléfonos móviles distraen”, señaló Stipanovic al diario Clarín.

Inteligencia Artificial
El informe de Unesco también hace “un llamamiento urgente” para que se haga un uso adecuado de la Inteligencia Artificial (IA), “a pesar de la euforia pública”.

Señalan que “el 54% de los países han definido las competencias que quieren desarrollar para el futuro, pero solo 11 de los 51 gobiernos encuestados tienen currículos sobre la IA”.

Duros contra los sistemas automáticos de enseñanza, afirman que “algunas tecnologías favorecen el aprendizaje en determinados contextos; pero no cuando se usan en exceso y nunca funcionan sin profesores”.

“Lo nuevo no siempre es mejor. Las herramientas de baja tecnología, como la televisión y la radio, suelen ser las más eficaces para mejorar el aprendizaje en muchos casos”, subrayan.

“Llamamos a tener cautela, normativas y reglas de uso. La IA está acá, no se puede prohibir en las escuelas, como hizo Italia. Pero se necesita que los alumnos desarrollen habilidades críticas para que puedan discernir si una información es real o falsa, por ejemplo. Los países debieran tener normas y estándares de cómo usar la IA en el aula ”, manifestó Stipanovic.
Santiago Bilinkis, experto y divulgador de nuevas tecnologías, diferencia a la IA de los celulares, porque -dice- son “situaciones bastante distintas”.

“La IA es una tecnología mucho más amplia en su rango de aplicaciones y va a tener algunos usos extremadamente interesantes. Entonces, gran parte de la ecuación va a ser cómo separar la paja del trigo e incorporar mucho de las oportunidades increíbles que trae para la enseñanza. Con todos los riesgos, porque se pueden hacer cosas más adictivas todavía, claro”, afirma.

“Nadie tiene la respuesta aún, pero saber usar herramientas de IA va a ser crucial para el mundo del trabajo futuro y que por lo tanto no puedo excluirlo por completo del aula. Porque si bien no es la única función de la educación, preparar a los chicos para el mundo que van a encontrar como adultos es una de las más importantes. Y mantener la IA afuera va a significar un handicap importante para esos chicos”, agrega.

Ciberacoso y otros riesgos de la tecnología
El informe de Unesco también habla acerca de la preocupación por la privacidad de los datos, el ciberacoso y el impacto en emocional del uso de los celulares por tiempos prolongados. “Después de la pandemia aumentó mucho el ciberacoso y el uso de aplicaciones sin control por parte de los adultos. Hay que tener reglas, normas y estándares en esto también”, dice Stipanovic.

También advierten a los países de que no se dejen encandilar por las soluciones de la industria tecnológica: “Los productos tecnológicos para la educación cambian cada 36 meses, promedio. Es difícil obtener pruebas de los resultados porque la tecnología evoluciona más rápido de lo que es posible evaluarla. Y porque muchas pruebas proceden de quienes intentan venderlas”, señalan.

El informe lleva como título “La tecnología en la educación: ¿Una herramienta según los términos de quién?”. “Nuestro mensaje principal es que hasta ahora se piensa en la tecnología antes que la educación. Nos enfocamos en qué tipo de tecnologías tenemos y vemos cómo las aplicamos. Hay que hacer al revés, enfocarse en los intereses de los alumnos primero”, dice Stipanovic.

Mensaje para padres, docentes y autoridades
Consultada por Clarín, Laura Stipanovic, una de los autores del informe de Unesco, dejó estos mensajes.

Para los padres. Cuidar y analizar si la tecnología que usan sirven para mejorar los aprendizajes. Prohibir no sirve.
Para los docentes. Apoyarse en una mirada de equidad al usar tecnología. Cada alumno tiene caminos distintos de aprendizaje, y hay distintas tecnologías, como radio, TV, celulares o IA. Los ritmos no son los mismos para todos y los docentes son quienes conocen a sus estudiantes.
Para las autoridades. Se necesita gobernanza y regulación, en un marco internacional basado en evidencias. Que cada país haga lo suyo, pero sustentado en lo que se conoce a nivel global. Y que quede claro que nada se puede hacer bien sin los docentes. No olvidar que en la base están las personas.

 

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