2020, el año de la miopía por confinamientos: así aumentó este problema de visión en el mundo

Los casos de miopía crecieron debido a los encierros domiciliarios provocados por la pandemia; aunque históricamente se asoció este problema de visión a actividades como el uso de dispositivos electrónicos o la lectura, los últimos estudios señalan que el problema está en la falta de exposición a la luz del sol
La miopía, que se caracteriza por una visión borrosa de lejos, es un problema de refracción muy común en el ser humano. De hecho, se estima que en torno a una de cada cuatro personas en el mundo es miope. No siempre fue así. Esta elevada frecuencia de la miopía se trata de un fenómeno relativamente reciente. En el último siglo se observó un ascenso sostenido de las frecuencias de miopía en casi todo el mundo, sobre todo en los países asiáticos en las últimas décadas. En China, por ejemplo, se detectó que hasta el 90 % de los adolescentes y adultos jóvenes sufre miopía. De seguir esta tendencia global, investigadores de la Academia Americana de Oftalmología avisan de que para 2050 cerca del 50% de la población mundial podría ser miope.}
Con la pandemia de COVID-19, múltiples estudios en diferentes lugares del planeta detectaron que este ascenso de la miopía, que ya llevaba ocurriendo desde hace tiempo, se volvió aún más acusado en 2020. Una reciente investigación realizada en China ha observado un aumento significativo de la miopía en niños de entre 6 y 8 años: concretamente, un ascenso entre 1,4 y 3 veces superior en 2020 comparado con los cinco años anteriores. Hallazgos similares se encontraron en países como Argentina o Hong Kong.

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Aún no disponemos de más estudios al respecto en otros países, y los que se realizaron hasta la fecha cuentan con importantes limitaciones, pero los profesionales de la visión (oftalmólogos y ópticos) llevan meses advirtiendo sobre este fenómeno en diversos países como Reino Unido, España o Estados Unidos. Estos especialistas están detectando significativamente más casos de miopía que en años anteriores y ya advertían, al comienzo de los confinamientos, del riesgo que ello suponía para el desarrollo de miopía entre los más jóvenes.

La luz más que las pantallas
Las personas que padecen este defecto de graduación son incapaces de enfocar bien las imágenes de lejos. En casi todos los casos esto se debe a que el ojo es más ancho de lo que debería en su eje anterior-posterior. Así, los rayos de luz que transmiten las imágenes más lejanas convergen por delante de la retina, en lugar de sobre ella, y por eso estas aparecen borrosas.

Durante varios siglos se creyó que incrementar considerablemente el tiempo en actividades que implican enfocar la vista de cerca (como la lectura) ha sido uno de los factores que fomentó el aumento de miopía en la población general. En las últimas décadas, esta creencia se expandió más allá de los libros, culpando también a los dispositivos electrónicos como ordenadores, videojuegos o móviles porque requieren un esfuerzo del ojo para enfocar de cerca. En realidad, múltiples estudios científicos observaron que el uso frecuente de estos dispositivos o la lectura intensa de libros no son actividades que provoquen, por sí mismas y de forma aislada, miopía. Tampoco se ha podido demostrar que estas tareas interfieran con el crecimiento del ojo en los niños y adolescentes. Todo apunta a que estos elementos no han sido los culpables del incremento de miopía en el mundo, pero sí han sido cómplices.

En realidad, lo que suelen tener en común tanto los niños que pasan mucho tiempo leyendo como aquellos que están muchas horas frente a las pantallas es que destinan menos tiempo a actividades en el exterior. Diversos estudios observaron que los niños que están más tiempo realizando actividades al aire libre tienen una menor frecuencia de miopía que aquellos que están más tiempo en interiores.

El punto clave detrás de estos hallazgos no se encontraba en las diferentes actividades entre los niños, sino a un distinto grado de exposición a los rayos del sol. Como explica el oftalmólogo Rubén Pascual (Ocularis), en cuanto a las posibles razones detrás del incremento de miopía en el mundo: «La hipótesis de la menor exposición solar es la que tiene mayor respaldo científico. Es lo suficientemente sólida como para que sea la única recomendación válida para frenar la miopía. Cuenta con ensayos con grupos grandes, homogéneos, aleatorizados y en diferentes países de diversas etnias».

En la actualidad, la hipótesis de un déficit de exposición solar durante el desarrollo de los ojos es la que tiene una mayor plausibilidad biológica y respaldo científico. Más allá de los estudios en niños, experimentos en diferentes animales, como pollos y monos, han observado que la deprivación visual aumenta el riesgo de desarrollar miopía, mientras que la exposición a luz de alta energía protege frente a este problema de visión.

En cualquier caso, el debate científico sobre las razones tras el aumento de la miopía en el mundo continúa pues, hasta ahora, todas las explicaciones planteadas son hipótesis con diferente grado de respaldo y no hay ninguna que, en este momento, cuente con una demostración sólida y firme.

Los confinamientos como involuntarios experimentos a gran escala
Los estrictos encierros en casa durante múltiples meses que experimentaron especialmente niños y adolescentes en múltiples países como China, España, Argentina o Italia crearon unas condiciones «ideales» para la miopía y también para conocer mejor las causas tras el aumento de este problema de visión en el mundo. La drástica disminución del tiempo al aire libre y, por tanto, la menor exposición a la luz del sol son factores que se han potenciado súbitamente y como nunca antes con los confinamientos.

En un artículo publicado en la revista médica JAMA Ophthalmology, un grupo de investigadores llama la atención sobre la miopía como un efecto colateral de los confinamientos: «Las medidas de cuarentena fueron y son todavía importantes y nuestra mejor apuesta para reducir la extensión del virus. Sin embargo, un confinamiento inteligente tendría que plantear una planificación cuidadosa de las actividades en el interior y preferiblemente no restringir los juegos en el exterior de los niños. Esto podría ayudar a controlar una ola de miopía por cuarentena».

Los primeros estudios en los que se observan ascensos más acusados de miopía entre los más jóvenes han empezado a aparecer en los últimos meses y se espera que aparezcan más a lo largo del año 2021. Los resultados epidemiológicos con la evolución de la miopía en distintas poblaciones y las comparaciones entre países que tomaron diferentes medidas de cierres y confinamientos servirán para conocer mejor esta cuestión.
Fuente: El Diario AR

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