Un hombre dejó en su auto un maletín con el dinero. El conductor se dio cuenta recién al día siguiente. Y fue a la casa del pasajero para devolverle la plata. “Uno sabe que tiene que ser así. No íbamos a ser ni más ni menos ricos”, dijo.
Agüero (50) hizo varios viajes hasta que llegó el ómnibus procedente de Buenos Aires a eso de las 11,30. Entonces, su Fiat Uno blanco fue abordado por un señor mayor, que traía una valija, un bolso y un maletín.
El taxista lo llevó hasta una casa de la zona céntrica de la ciudad cuyana. Agüero siguió con su trabajo un rato más y luego fue hasta el barrio Antártida Tres, donde vive en un departamento con su esposa y cuatro hijos, tres varones y una nena.
«Esa tarde, después de dormir la siesta como siempre hago, no salí a trabajar «, comentó el taxista a Clarín, porque fue a hacer unas diligencias con su esposa al centro de La Rioja. «Así que guardé el auto en la cochera que le alquilo a una vecina».
Al día siguiente, sábado, se levantó a las cuatro y se dirigió a la Terminal a trabajar.
«Estaba en la cola de taxis junto con otros compañeros y aprovechamos esos momentos entre las llegadas de los distintos servicios de ómnibus, para limpiar y repasar los autos», agregó.
Agüero estaba en esa fajina cuando notó dentro de su auto había un maletín tipo attacché, rectangular, de color negro, en el piso, detrás del asiento del conductor.
«Así que lo agarré mientras recordaba que el único que había subido con un maletín así era el hombre que venía de Buenos Aires. Lo sentí pesado al maletín», dijo el hombre del volante, pero casi cae de espaldas cuando lo abrió buscando algún dato «para llamar por teléfono al dueño para avisarle que yo lo tenía» y vió allí dentro un montón de fajos de billetes de cien pesos.
«Lo cerré de nuevo y lo volví a abrir, porque no podía creerlo. Soy un tipo grande ya, pero el corazón me latía a mil!». Finalmente lo cerró definitivamente y lo puso en el piso del auto, a los pies del asiento del acompañante, «para tenerlo siempre al ojo, no quería perderlo de vista».
Agüero hizo unos viajes y esperó hasta eso de las diez y media de la mañana «porque era sábado y la gente se levanta un poco más tarde acá».
Cuando tocó el timbre, salió el pasajero «y no podía creer que yo estuviera allí con el maletín. Es un milagro de Dios, me repetía. También salió su esposa y su hija. La señora me tocaba la cara, la cabeza y me agradecía».
El taxista no quiere revelar el nombre ni la dirección del pasajero porque así se lo pidieron por una cuestión de seguridad, «aunque es una persona conocida en La Rioja».
La familia lo hizo pasar a su casa y allí el hombre abrió el maletín y le reconoció que había 320 mil pesos todo en billetes de cien pesos.
Así que Agüero saludó y salió de la casa, negándose a recibir una «recompensa» que quería darle el afectado y que finalmente terminó poniéndosela en un bolsillo.
«El hombre tuvo suerte porque no salí a trabajar y no subió nadie al taxi, yo no lo había visto al maletín.
Agüero dijo que devolvió la plata «porque uno ya es grande y sabe que tiene que ser así. Además yo trabajo con mis hijos en dos taxis que tenemos y vivimos de los pasajeros que siempre levantamos de la terminal o del centro. No íbamos a ser ni más ni menos ricos».
Y el caso tomó difusión porque sus amigos taxistas de la terminal llamaron a los medios para darlo a conocer.