Se hizo pasar por su hija de 11 años en Facebook y expuso a un posible abusador

«¿Te animarías a besarte conmigo?», preguntó un hombre de 42 años a quien creía que era una niña de 11 años. Hasta la invitó a que coordinaran una cita en una plaza.
«Qué bonita sonrisa», le dijo él. «¿Te conozco?», le preguntó ella.

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El diálogo ocurrió en un chat de Facebook el sábado 13 por la noche. Él es un hombre adulto de más de 40 años que dice vivir en Pilar. Ella, oriunda de Don Torcuato, tiene once años y exhibe una amplia sonrisa en su foto de perfil. Ella, inocente, le avisó que no era una persona grande. Él le preguntó si su mamá usaba su cuenta y si le leía los mensajes. Ella le dijo que no. «Mejor, así hablamos tranqui», aprobó.

El diálogo continuó. Él le preguntó si alguna vez había hablado con un mayor. Ella le contestó que solo con su abuelo. «Entonces va a ser tu primera vez conmigo», le dijo. La charla se desarrolló con otras preguntas de rigor informativo: «¿dónde vivís?», «¿con quién?», «¿tenés novio?», «¿nunca te besaron?». Ella respondía sin profundizar pero alimentando su interés. En sus apreciaciones, el hombre le hablaba en tono seductor: la llamaba «bebé», «bebota» y «princesa».

Él le dijo que le encantaba su forma de ser, «dulce y madura», y le confesó que le encantaría besarla: hasta le insistió en preguntarle si se ella animaría a besarlo.

Ella se abstuvo de darle precisiones y le preguntó si tenía pareja: le reconoció que sí. Y si tenía hijos: también le respondió que sí, que tenía una hija de nueve años. Coordinaron un encuentro en una plaza hasta que ella dejó de responderle y él le preguntó qué hacía. «Estoy mirando Disney», respondió la niña de once años.

La conversación fue en parte ficticia.

Él sí es un hombre real. Pero ella no es una niña ni tiene once años. Es en verdad la madre, que tiene de perfil en su cuenta de Facebook una foto de su hija sonriendo. Esa mera imagen sirvió de anzuelo para descubrir a un posible abusador de menores que se abalanzó a hablarle e intentar seducirla. La madre sólo continuó con el relato, azorada. No pudo seguirla más: la conversación había alcanzado un nivel límite en perversión.

Hoy la madre se dirigió a las 8:30 de la mañana a la UFI especializada en violencia de género en San Isidro, a cargo del fiscal Gonzalo Acosta, para denunciar al hombre con el que había chateado, según confirmó la mujer a Infobae, así como fuentes judiciales de la jurisdicción.

Las capturas del chat con el hombre todavía no están en poder del fiscal Acosta. Sin embargo, ya están disponibles a través de grupos públicos en Facebook. En la medianoche del domingo, la mujer decidió exponer al hombre de Pilar y compartió su foto de perfil, su cuenta y el diálogo completo.

Hasta el mediodía de hoy, 69 mil usuarios compartieron el escrache en sus muros.

A su texto lo tituló «Por tener una foto de perfil de una hija miren lo que puede pasar» y dejó que las capturas de pantalla contaran la historia. La viralización fue sorprendente: el grupo en el que se publicó originalmente el intento de abuso tiene menos de seis mil miembros.

En los comentarios le aconsejaron que hiciera la denuncia. Les hizo caso: «Ya junté todas las pruebas necesarias para que mañana tempranito vaya a fiscalía. Ya les contaré cómo termina esto. Lo voy a seguir hasta el final», prometió.

La madre fue citada el miércoles próximo para ratificar la denuncia y presentar las capturas del chat. El hombre de Pilar, por lo pronto, borró su cuenta. Un experto fue también citado para rastrear las direcciones IP y las URL.

La investigación del fiscal Acosta recién comienza. El hombre del chat todavía no fue identificado. En el perfil viralizado hay un nombre, un apellido y una empresa en la que habría trabajado: los datos encajan con los de un extranjero con DNI argentino radicado en San Justo, de 42 años, que no tiene antecedentes penales según registros comerciales a los que accedió Infobae.

Sin embargo, el hombre tiene una ventaja. Una fuente judicial que conoce directamente la problemática afirma que como el hombre nunca chateó con la menor, sino con su madre, no existiría un delito de grooming, o sea, preparar a una menor para un abuso. «Ya hubo casos similares, el juez suele fallar a favor de los acusados», asegura la fuente.
Los chats

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