Río de Janeiro: una sensación térmica histórica

La ciudad carioca y otras partes del país sufren de una ola de calor sin precedentes. Este sábado se rompió otro récord.

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Río de Janeiro vive por estas horas un verdadero infierno que ni la brisa del mar carioca puede aplacar. Los termómetros muestran cada día un nuevo récord y el de este sábado parece irreal: la sensación térmica alcanzó los 59,7 grados centígrados.

La noticia se da en medio de una ola de calor estremecedora que ya lleva varios días. La preocupación se transformó en tragedia cuando se conoció que una espectadora de 23 años murió durante el viernes por la noche de un paro cardíaco provocado por la deshidratación y el alto calor durante el recital que la cantante estadounidense Taylor Swift.

El viernes, Río había registrado una sensación térmica de 59,3°C en Guaratiba, en la zona oeste. El valor era, hasta esta mañana, el índice más alto jamás registrado en el municipio desde que el sistema Alerta Río comenzó a medir en 2014.

Pero con el correr de las horas de este sábado ese número quedó atrás.

La ciudad del eterno carnaval está bajo aviso de tormenta hasta las 0 de este domingo, junto con San Pablo, todo el centro-oeste del país y partes de Espírito Santo y Minas Gerais.

Eso se debe a que se espera que la llegada de un frente frío a la costa este sábado provoque tormentas, con ráfagas de viento que pueden alcanzar los 100 km/h en la región sudeste, que está bajo alerta.

Mientras tanto las autoridades cariocas intentan determinar lo que ocurrió con la muerte de Ana Clara Benevides, estudiante de Psicología de Mato Grosso do Sula y fan de la artistista estadounidense que murió durante el espectáculo.

El caso conmocionó a Brasil y a la propia cantante, que expresó las condolencias en las redes sociales, al punto que debió intervenir el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para que en los shows sea permitido ingresar con botellas de agua y evitar otras tragedias causadas por los fenómenos climáticos extremos que registra Brasil.

Según la cadena Globo, más de 1.000 personas sufrieron desmayos y debieron ser atendidas y antes y durante el show a raíz del calor y deshidratación.

Dentro del estadio Nilton Santos, en el barrio de Meier, zona norte de Río de Janeiro, los vasos de agua que se vendían costaban el equivalente a dos dólares y se agotaron rápidamente.

Ante esto el gobierno firmó una resolución para permitir que botellas de agua puedan ser ingresadas en todos los shows de Brasil, orientando a los organizadores a proveer agua en forma gratuita para los espectadores.

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