Por la crisis y la cuarentena, el Museo de Informática puso a la venta a Clementina, la primera computadora de la UBA

Luego de estar 9 meses cerrado durante la pandemia y debido a las demoras en la habilitación del espacio, han tenido que tomar una decisión drástica.
La Fundación Museo de Informática, Computadoras y Accesorios Tecnológicos (ICATEC), es el primer museo en su tipo en la Argentina, ubicado en la ciudad de Buenos Aires. Días atrás, anunció el cierre de su sala de exposiciones y la venta de algunos equipos, como la réplica de Clementina, la primera computadora de la Universidad de Buenos Aires.

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Luego de estar 9 meses cerrado en 2020 y debido a las demoras en la habilitación del espacio, han tenido que tomar esa drástica decisión. “Teníamos habilitación de museo, nos enteramos en marzo de este año que en diciembre de 2019 se nos había quitado la habilitación porque había que hacer algunas modificaciones, pero nunca nos había llegado esa información”, explica a Infobae Carlos Chiodini, fundador y presidente de la Fundación Museo ICATEC.

Comenzaron a tramitar una nueva habilitación, esta vez ya no como museo, sino como centro cultural. Vale destacar que los rubros tecnología y ciencia no son parte de las habilitaciones de la ciudad. Entonces, es posible habilitar este tipo de lugares como espacios de arte o similares.
El Museo se dispuso, meses atrás, a tramitar su reapertura. Pero en agosto, la persona que estaba a cargo de esta tarea, recomendada por el sector de habilitaciones de CABA, dijo que ya no podía hacer más nada, debido a los problemas existentes con el edificio. “Es extraño porque en el edificio hay otros locales que están habilitados”, señala.

Desde agosto a noviembre, comenzaron a hacer pública esta situación. “10 meses sin trabajar, sin ingreso de dinero, y sin habilitación, el museo no puede seguir trabajando”, asegura Chiodini.

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La semana pasada, tuvo una reunión con la Dirección General de Museos de la ciudad de Buenos Aires. “Nosotros pensamos que se iba a hacer algo fácil, que nos iban a dar la oblea de habilitación. Pero eso no fue así. Tengo que enviarles una serie de trámites a cumplir que van desde impacto ambiental hasta problemas de ruido, viento cruzado y más cosas, incluso inverosímiles…”, señala. Esta nueva reglamentación le costará al museo entre $300.000 y 400.000.

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