La beba tuvo un espasmo de sollozos, según los primeros estudios médicos. Estuvo sin respirar durante 15 minutos. La presurosa decisión de trasladarla en el móvil y realizarle trabajo de RCP le salvó la vida. Sucedió en Neuquén.
Rocío no puedo ocultar su emoción y agradecimiento. Al frente están dos policías que en la noche del viernes, gracias a su rápido accionar, se convirtieron en ángeles de la guarda para su hija, la pequeña Delfina, de apenas un año de edad.
La beba tuvo un espasmo de sollozos, según los primeros estudios médicos, y estuvo sin respirar durante 15 minutos. La presurosa decisión de trasladarla en el móvil y realizarle trabajo de RCP (reanimación cardiopulmonar) en el trayecto desde barrio Belgrano de Neuquén al Policlínico tuvo dos nombres clave: el agente Néstor Milláin y el sargento Leandro Castillo.
«Me pareció muy destacable lo que hicieron los dos policías. Se quedaron afuera del Policlínico para saber cómo estaba la nena y a las 4 de la mañana se acercaron nuevamente para ver cómo evolucionaba», recordó la mamá.
«Ojalá tengan algún tipo de reconocimiento. Si ellos no me hubiesen llevado, no se si mi hija se salvaba porque estaba prácticamente muerta», añadió con gratitud.
De la desesperación al milagro
Eran las 23 horas del pasado viernes, en cercanías de calle Copahue al 1100 de barrio Belgrano, cuando Rocío Martínez se encontraba cocinando junto a la compañía de sus hijas de 7 y 1 año. Su hermana le advirtió, al pasar, la presencia de un móvil policial en la esquina de la vivienda.
«‘No sé qué habrá pasado’, le dije cuando alcé a Delfina porque había empezado a llorar. Su hermanita me dijo que sin querer le había pisado la mano pero apenas estuvo en mis brazos se calmó. Sin embargo, sentí como que se iba para atrás y cuando la miro estaba totalmente azul, como si estuviera atragantada, sin aire», relató.
Ante la desesperación de ver así a la pequeña, salió inmediatamente de su casa y se dirigió al patrullero para pedir ayuda.
«Uno de los policías la agarró, le empezó a hacer maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar) mientras que el otro oficial pedía una ambulancia y un refuerzo. Automáticamente llegó otro móvil y el efectivo que la estaba atendiendo pidió que la llevaran a un hospital en el otro móvil porque parecía que estaba muerta ya», contó la mamá de la niña. «Ni siquiera podíamos esperar a la ambulancia, tenía las manitos dobladas, los piecitos también, los ojos para atrás y seguía azul sin respirar».
Sin dudarlo me subieron al móvil con la nena. Mientras uno manejaba, el otro seguía haciéndole maniobras de RCP, pero no reaccionaba.
«Antes de llegar al Policlínico, el efectivo que estaba tratando de reanimarla me dijo «volvió, volvió» porque había empezado a respirar un poquito. Cuando ingresó a la guardia, los médicos le pusieron oxígeno y estuvo como una hora y media sin despertar», recordó Rocío aún un tanto angustiada.
«Por suerte reaccionó y la tomografía que le habían hecho de la cabeza y el cuello salió bien, los exámenes de sangre también. La dejaron en observación hasta el sábado a las 6 de la tarde que nos dieron el alta», contó Rocío al diario LMN Neuquén.