Cuatro directores argentinos de género, uno de ellos radicado en México, y otro español, están formando parte de las galas de cine fantástico Blow Window, una serie de cinco proyecciones especiales que se desarrollan en el Marche du Filme (Mercado del Filme) del Festival de Cannes, que reúne la actividad de compradores y distribuidores cinematográficos de todo el mundo con más de 10.000 acreditados.
Las películas que toman parte de estas galas surgieron de un concurso desarrollado por el Incaa en el mercado de cine argentino Ventana Sur, que convocó a realizadores de género de toda Iberoamérica a presentar sus trabajos, los que fueron elegidos por programadores de los principales festivales de cine fantástico del mundo, que además se comprometieron a incluirlas en la programación de sus muestras.
Las películas elegidas y que se están proyectando en estas Galas del Mache du Filme son “Testigo íntimo”, un thriller de género protagonizado por Felipe Colombo y Graciela Alfano dirigido por Santiago Fernández Calvete, que fue la película de apertura de este apartado especial y que fue presentada aquí por José María Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, en nombre de Ventana Sur.
Además se proyectan en Cannes “Scherzo diabólico”, del argentino residente en México Adrián García Bogliano, elegida por el Fantastic Fest de Texas; “El cadáver de Ana Fritz”, del español Héctor Hernández Vicens, elegida por el festival de Sitges, Cataluña; “El eslabón podrido”, de Javier Diment elegida por el mercado Frontieres que coproducen Canadá y Bélgica; y el thriller sobrenatural de Brian Maya “El expediente Santiso”, elegido por el festival de Corea Bifan, el más importante del continente asiático sobre películas de suspenso, terror o fantásticas.
Las Galas Blood Windows se desarrollan por segundo año consecutivo en Cannes y para hablar de esta experiencia y la situación del cine de género en la Argentina y América Latina, Télam entrevistó a dos de los realizadores que llegaron hasta Cannes.
“Las películas de género tienen que tener ciertas condiciones o características que ya están como impuestas y son universales, si yo voy a hacer un trhiller, por ejemplo, tiene que tener sangre, sexo y disparos, porque si lo quiero vender a un distribución internacional lo primero que van a preguntar en Corea es: ‘¿Tiene sangre, sexo y disparos?’ y lo mismo van a hacer en Dinamarca, Brasil o Ecuador», describe Fernández Calvete.
El realizador, cuyo filme abrió las Galas iniciadas el domingo pasado y se extienden hasta el miércoles, añade que «más allá de la calidad artística, son películas que también tienen que atender a una serie de reglas del mercado y la industria”.
“El cine de género -cuenta por su parte Brian Maya, productor, guionista y director de ‘El expediente Santiso’- es el cine propio de la industria pero además en los últimos años empiezan a suceder cosas muy interesantes como que los principales festivales de cine del mundo, por poner como ejemplo Toronto y Sundance, empiezan a tener secciones especiales dedicadas al cine fantástico en su programación. De hecho el cine fantástico es muy popular y un negocio muy redituable mucho más afuera que en la Argentina”.
Consultados sobre los problemas que este tipo de cine tiene en la Argentina, ambos hablan de un mal generalizado a toda la producción nacional y que tiene que ver con el circuito de distribución y la permanencia en salas, así como resaltan una forma de producción en la que interviene el Estado que favorece el desarrollo de este tipo de películas.
“Nosotros tenemos una ventaja enorme, pero enorme, que es el Instituto de Cine que te subsidia o ayuda en la financiación de la película, el tema es la distribución en un mercado donde es muy difícil competir porque hay pocas salas, muy concentradas y pocas fechas”, indica Maya.
“Al cine argentino -abunda- le queda la porción del año que va antes de junio o después de octubre o noviembre; tenés los tanques argentinos tipo ‘Bañeros’ o ‘Socios por accidente’ que pueden ir en agosto esquivando a las de Pixar y los tanques de Hollywood que se llevan todo el invierno, y después tenés la primavera y el verano para el cine argentino, sol, época en que la gente no va al cine y por ahí en esas semanas se estrenan cuatro o cinco películas argentinas que tienen que competir entre ellas”.
Fernández Calvete, cuya primera película, “La segunda muerte” hizo 12.000 espectadores en salas argentinas y se vendió a Alemania, Taiwán, Dinamarca y Ecuador, entre una decena de países, sitúa el resurgimiento del cine fantástico en la Argentina a partir de “Visitante de invierno”, de Federico Esquenazi, que accedió a un subsidio del Incaa y abrió la puerta para que la producción de este tipo de filmes cuente con financiación pública.
Al mismo tiempo señala que en la actualidad Argentina, México y España son los principales productores de cine de género en lengua castellana y que entre los condimentos necesarios para que una película funcione “primero está el guión, porque si no hay un buen guión no tenés una buena película, necesitás una historia bien contada».
«Y el otro requisito -que en Argentina no es inconveniente, según dice- es una determinada factura técnica que tenga la calidad necesaria como para ser exhibida en cualquier lugar del mundo”.
Sobre si habría rasgos propios o identidades del cine de género de Latinoamérica, señala que “es algo que veremos en el tiempo, en la medida en que este desarrollo se sostenga y se consolide”.
“De cualquier manera -detalla- yo creo que lo principal es buscar temas universales con problemáticas que pueden ser de tipo local”.
En cuanto a la posibilidad de crecimiento de este tipo de cine en la Argentina, Maya sostiene que lo que falta es la figura del productor que desarrolla contenido propio y permite que los directores hagan material que no es de ellos.
“Hoy en día -precisa- en Estados Unidos, que está en la edad de oro de la gran producción de ficción para televisión, el guionista es el productor de la serie, les dicen ‘showrunners’, son los dueños del producto, esto se ve en todas las grandes series de estos años como el caso de ‘Los Soprano’, ‘Mad Men’, ‘Breaking Bad’; acá, claramente, hace falta una industria del guión”.