El ingreso promedio de los trabajadores asalariados en el país fue de $123.782 durante el primer trimestre del año, informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Ese sector social corresponde al 62,6% de la población económicamente activa, que son 29.335.286 personas.
El organismo dio a conocer la información sobre la Evolución de la Distribución del Ingreso correspondientes al período enero-marzo de este año, en el que los varones tuvieron una entrada promedio de $144.263, mientras que el de las mujeres fue de $103.964, una brecha de desigualdad de género de más de $40.000.
Los resultados del primer trimestre de 2023 correspondientes a los 31 aglomerados urbanos que releva la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, que incluye en Entre Ríos a las ciudades de Paraná y Concordia, registraron un incremento de los ingresos de los trabajadores argentinos, en promedio. de 101,1% en relación con igual trimestre de 2022. Se dio un retroceso ante la inflación acumulada, que alcanzó al 104,3% interanual, según el propio organismo.
Del total de la población argentina (29.335.286 personas), el 62,6% (18.376.702 personas) percibió algún ingreso entre enero y marzo, cuyo promedio es $123.782. Analizado según escala individual, el ingreso promedio del estrato bajo equivale a $44.235; del estrato medio a $114.804; y del estrato alto a $300.882.
El Indec relevó que el ingreso promedio de las personas asalariadas con descuento jubilatorio fue de $151.773 (+90,0% interanual), mientras que en el caso de aquellas sin descuento jubilatorio, el ingreso promedio equivale a $65.657 (+79,2% interanual), en ambos casos con caída ante la inflación.
Vale recordar que la semana pasada el INDEC informó que el costo de los productos que integran la canasta básica alimentaria (CBA) subió 5,2% en mayo, lo que determinó que una familia conformada por dos adultos y dos hijos menores necesitara percibir ingresos por $ 99.052 para no caer en la indigencia.
En tanto, el costo de la Canasta Básica Total (CBT) subió 7,2 %, por lo que el mismo grupo familiar necesitó contar con ingresos por $217.915 para evitar ubicarse en situación de pobreza.
En el caso de los hogares, los ingresos laborales representaron el 76,6% de los totales, mientras que los ingresos no laborales alcanzaron el 23,4% restante. El peso de los ingresos no laborales fue mayor para los deciles de ingreso total familiar más bajos, siendo igual al 57,6% en el primero y 14,3% en el décimo.
Según explica el organismo, los Ingresos laborales provienen de la ocupación principal, de la ocupación secundaria y de otras ocupaciones. Los ingresos no laborales provienen de jubilaciones y pensiones, subsidios, rentas de la propiedad derivadas de la producción o de inversiones financieras, entre otras transferencias.
Por otra parte, el informe de evolución de ingresos del organismo reveló que aumentó la desigualdad entre el 10% de la población asalariada con ingresos más altos y el 10% con ingresos más bajos. Esto se mide con el coeficiente de Gini, que fue de 0,446 en el primer trimestre de 2023, mientras que en el mismo período de 2022 fue de 0,430. La brecha entre los deciles 10 (más alto) y el 1 (más bajo) de ingreso per cápita familiar fue de 14. Es decir, que el 10% de la población con ingresos más altos gana 14 veces más que el 10% con ingresos más bajos.
El «Coeficiente de Gini» es un indicador de la desigualdad entre valores comprendidos de 0 a 1. En el caso de la distribución del ingreso el valor 0 corresponde a “igualdad absoluta de todos los ingresos” y el valor 1 al caso extremo contrario.