Un individuo se hizo pasar por un empleado de Anses y les ofreció a una familia los 10.000 pesos que está entregando el organismo nacional. Todo terminó en una llamativa estafa.
El clásico «cuento del tío» no es una historia nueva sino utilizada desde hace muchos años y que consiste en aprovecharse de la inocencia de las víctimas, todo sumado a la enorme capacidad del estafador para hacerla creíble. Los más grandes, la gente de la tercera edad, es la que en general cae en este engaño a pesar de los constantes consejos que les brindan hijos (aunque en este hecho también cayó) y familiares. Pero el «a mí no me va a pasar» no existe y pasa cuando las guardias están bajas. Y es lo que les sucedió a una pareja sexagenaria de Coronel Bogado que se creyó el cuento de un delincuente que se hizo pasar por empleado de la Anses y con un rato de tiempo invertido se quedó con la módica suma de «330 mil pesos», de acuerdo a lo denunciado por la familia de las víctimas.
El ardid utilizado por el estafador en esta oportunidad fue simulando ser empleado de la Anses y el «anzuelo» hacerles creer a las víctimas que habían resultado beneficiadas con el bono que entrega el gobierno de diez mil pesos. Por tal motivo, si querían cobrarlo debían entregar determinados datos personales.
El contacto fue telefónico y se produjo el martes por la tarde en la vecina localidad distante a 60 kilómetros de Rosario. Al hombre que fue engañado le dijeron que se comunicaban de la Anses y que, supuestamente, tenía a disposición el dinero, aunque para ello primero le solicitó nombre, apellido y otros datos necesarios para continuar con la maniobra engañosa.
El hombre lentamente fue seducido por la afable voz que lo había llamado y, también, se vio tentado por el dinero que podía tener en sus manos en breve y que no estaba al tanto de poder conseguirlo. Pero? Siempre hay un «pero» para cerrar la maniobra y si quería contar con esa plata tenía que realizar algunos movimientos en el cajero automático del banco del pueblo. Y, obviamente, como siempre sucede tenía que realizarlo con premura porque si no iba a perder el beneficio. Otro detalle para acelerar la gran estafa.
Según contaron algunas voces consultadas, el hombre (con el consentimiento de su esposa) y su hijo se dirigieron rápidamente hacia el cajero de la zona céntrica de la localidad (el único que hay y con advertencia de cuidado con las estafas) y en el momento en que estaban en el banco el delincuente les envió un número de cuenta para que sacaran dos créditos de cien mil pesos cada uno que podían obtener los jubilados y realizaran un depósito. Además, cada una de las víctimas transfirió «65 mil de sus cuentas propias y ante tanto movimiento la entidad automáticamente les bloqueó las tarjetas. Les quedaron cinco mil a cada uno», contó un familiar de los abuelos.
Una vez terminada la transferencia el supuesto hombre de la Anses dio por concluida la «operación estafa» con el cuento a los abuelos, que perdieron muchísimo más de lo que supuestamente iban a percibir.
Todo quedó en manos de la Justicia y las autoridades comunales pretenden que se investigue el caso y no quede sólo como una estafa, más aún por la rareza del hecho y la abultada cifra transferida.
¿Dónde fue a parar el dinero depositado? A un banco de Córdoba, pero ni bien apareció acreditado fue movido rápidamente de cuentas hasta que desapareció. (La Capital)