HUELLAS DE PROVINCIA Por Carlos Campodónico

 

Mario Suárez
La voz del Chamamé

Villaguay es el centro geográfico de Entre Ríos, distante a unos 200 km de nuestra ciudad de Gualeguay. Allí, en medio de la selva del Montiel, podría decirse que inicia su curso el río que nos une y que cruza toda la provincia. En esa posta histórica que representa Villaguay, el 10 de abril de 1978, nace Mario Suárez. Tal vez el nacer en el corazón montielero provinciano hizo que su voz y su guitarra tuvieran ese sabor de entrerrianía para los géneros litoraleños que ha interpretado desde la infancia.

 

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Villaguay es el centro geográfico de Entre Ríos, distante a unos 200 km de nuestra ciudad de Gualeguay. Allí, en medio de la selva del Montiel, podría decirse que inicia su curso el río que nos une y que cruza toda la provincia. En esa posta histórica que representa Villaguay, el 10 de abril de 1978, nace Mario Suárez. Tal vez el nacer en el corazón montielero provinciano hizo que su voz y su guitarra tuvieran ese sabor de entrerrianía para los géneros litoraleños que ha interpretado desde la infancia.
De familia de músicos. Su padre, Hugo Suárez, cantante de tangos, guitarrista y bandoneonista reconocido en toda la zona, acompañó con su guitarra al gran Abelardo Dimotta junto a Cambá Quiroz. Es su padre quien le transmite el amor por la música. Su hermano mayor, también es músico. Por eso la infancia está poblada de recuerdos musiqueros, con ensayos en la casa paterna junto a los grandes instrumentistas que le permitieron descubrir y conocer el amor y el respeto por la música.
En el año 1983, con cinco años comenzó su camino en el canto. El primer escenario fue un lugar común para muchos: un acto escolar de la escuela N°86 de Villaguay. Desde entonces, tiene la necesidad imperiosa de enriquecer la música entrerriana, de dejar algo para las nuevas generaciones, algo grabado para la juventud, para su familia y para los que buscan referentes. Mario Suárez confiesa su deseo de dejar una huella musical de calidad cuando ya no esté presente, una huella que sirva para la música regional como un aporte de su labor. Esto lo impulsa a componer inspirado en ese objetivo como también nutriéndose del paisaje que lo rodea: el río, las lomadas, la profundidad de la selva de Montiel, los personajes y las historias de nuestro pueblo. En diálogo con esta página, dice que “el amor por la música regional, todas esas cosas, hace que uno se inspire a la hora de componer”.
Se alarga la charla por los referentes que han marcado el camino de Mario Suárez, por su manera de cantar, de decir, de interpretar una obra. Y ahí vienen los nombres de Octavio Osuna, Roberto Galarza, Julio Luján y el gran Enrique Espinosa. Fundamentales en la formación de la escucha para moldear el canto. Los escenarios también marcan y, en ese sentido, menciona el escenario mayor del chamamé, el “Ernesto Montiel” de Federal, el otro fue el escenario “Lázaro Blanco”, del Festival del Ternero en Feliciano. Si bien la formación académica parte de la escuela Normal Superior de Villa Elisa, aunque en la música es un aprendizaje que no se termina.
Su huella musical ha quedado plasmada en trabajos discográficos grabados con Nostalgia Guaraní: “Juventud chamamecera”, “Flor entrerriana” y “Chamamé”; también un registro con el cuarteto Santa Ana, “De ayer de hoy y de siempre”; como solista ha grabado “Aquél amor que nos juramos” (2011), “Mi mejor canción” (2014). Además, ha participado como invitado especial en 25 discos de otros intérpretes.
Actualmente, se encuentra produciendo su próximo trabajo discográfico titulado “Cantor Pueblero” con todas composiciones de su autoría. Este disco tiene como invitados a Luis Landriscina, Enrique Espinosa, Piri Aráoz, Daniel Osuna, Pilín Massei (guitarra), German Fratarcangelli (acordeón), Sedil Toledo (bandoneón) y Lautaro Santapola (bajo). El disco es una producción de Estudios Río de Claudio Kadur (Diamante, Entre Ríos).
Cuando hablamos de chamamé y de la voz del chamamé, es inevitable que surja el nombre de Mario Suárez. La clara y melodiosa voz de Mario Suárez es un claro mensaje de pasión y respeto por la música de la región. En todos los escenarios donde se presenta, su presencia eleva el canto del paisaje y su voz recorre los recodos de la música como el río Gualeguay, latente en el montielero corazón provinciano.
“…adentrado en sombras lo encontró la noche / y en los espinillos / zorzal estrellero le cantó a un lucero / su cantar antiguo… / …las bandadas pasan por la tarde sola rumbo al infinito / y en su marejada / el amor es vida que se lleva el río…”
(Fragmento de Romance de la creciente (chamamé, Machado/Suárez)

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