Historia de vida Liliana Campodónico: una gualeya en Nueva Jersey

 

Son muchos los gualeyos que eligieron otro país para concretar sus sueños y esperanzas. De diferentes edades, con distintos proyectos y los más disímiles destinos, narran sus experiencias en otros lugares.

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Tal el caso de Liliana Campodónico que, tras vivir en nuestra ciudad hasta los 17 años y en Gualeguaychú y Buenos Aires más tarde, eligió Nueva Jersey, Estados Unidos, para cumplir sus metas, aunque siga en contacto con su Gualeguay natal a través de LT 38. “Estar conectado con la tierra de uno se valora de una manera más intensa cuando uno está lejos, siempre se comenta el servicio a la comunidad que hace la radio, pero nunca escuché que la gente dijera la terapia de sostén que es cuando nos toca estar lejos”.

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“Para mí —expresa— no ha sido fácil, estuve anteriormente, pero era otra situación, ahora la situación mundial es diferente, está todo convulsionado y eso hace que nos sintamos más estresados, más angustiados”.
Liliana se desempeña en el sector salud en el país del norte de América. “Acá se trabaja mucho con la longevidad de las personas, ahora quedó todo un poco stand by, pero hay lugares de referencia donde se estaban haciendo investigaciones para prolongar lo más posible la vida de las personas, inclusive de 100 años y más. Esto a través de la medicina, de la química, poder seguir sosteniendo la persona y se ha logrado”, explica.
En seguida, agrega: “A Nueva Jersey se le llama el estado jardín, porque hay muchos lagos, muchos ríos, muchísimo verde, a pesar de ser un estado muy pequeño, como el hermanito menor de Nueva York. El clima es mucho más estimulante que en Nueva York, entonces la gente cuando llega a su retiro, que logra lo que se llama el retirement, se viene a vivir acá. Compran casas, está todo programado para que paguen muchísimo menos impuestos y las hipotecas, aunque sea gente de edad, las pueden hacer pagando a largo plazo”.
-¿En qué consiste tu trabajo?
-Soy asistente de salud en el hogar, lo que se llama home health aide, para lo cual se hace un curso, se certifica, ya que acá no podés trabajar si no tenés licencia, y a través de las agencias te mandan a la casa del adulto mayor, que llega un momento que por más que tenga el confort del hogar, necesita el cuidado y la ayuda, pero especialmente la compañía. Se llegó a investigar que el adulto mayor solo se muere, por más que el cuerpo le responda se muere, porque no tiene estímulo de vida. El estar solo, se ha demostrado, no favorece a la longevidad, aunque la persona esté sana y tenga movilidad al 100 por ciento.
Luego de resaltar que en Estados Unidos “es muy diferente a Argentina, todas las personas mayores viven solas y no se acostumbra a vivir en familia”, Liliana da cuenta que “acá tienen lo que se llama Medicare, que es como el PAMI de Argentina, pueden solicitar el home health aide con cobertura total. Esto es bastante nuevo, porque antes no se lo cubría Medicare y sólo las personas de recurso alto pagaban de su bolsillo”.
-¿Tu labor es con varios adultos mayores o sólo con uno?
-Es individual, aunque se puede hacer por horas y se puede tomar más de uno, pero en mi caso, que soy inmigrante, me conviene permanente. Se llama live in, me meten con el abuelo o con la abuela y convivo, como si fuera su hija, su sobrina, pero a la vez me tengo que hacer cargo de un montón de áreas, de compromisos y de obligaciones, sobre todo en el tema de la salud.
“Hay casos que requieren más enfermería, abuelos que tienen un catéter y hay que drenárselo, otros que tienen una sonda y otros que no tienen nada, pero necesitan la compañía. Está armado de esa manera, creo que se fue extendiendo a todo el país, porque acá cada estado tiene una regulación independiente, no es como Argentina que es una disposición para toda la Nación”.
-¿Cómo es la cobertura de salud de ese sector de la población?
-Está todo cubierto, los medicamentos ellos los piden a la farmacia y se los traen al domicilio, la calidad de vida del adulto mayor es de excelencia y creo que la deficiencia es el área moral, pero es una cuestión cultural, el contacto con la familia es poco y eso los lleva a retraerse, porque tampoco tienen amigos. Es por eso que este trabajo que hago yo no lo hace ningún o ninguna americana, todos los que están trabajando en el hogar para cuidar a los abuelos y abuelas son latinos, principalmente.
-¿Tienen una jubilación asegurada?
-Ellos tienen distintas opciones, pero el Estado americano le da el Social Security, que viene a ser como la jubilación de Argentina, es algo muy básico y depende después de lo que hayan hecho en su vida. Eso ya lo tienen garantizado hayan trabajado o no, llegada cierta edad lo reciben y son como mil dólares, que no es tanto, no les alcanza, por eso la modalidad del retirement es emigrar.
“A Argentina la tienen mucho en vista, Córdoba especialmente es una provincia donde hay gente americana retirada viviendo, algunos también en Buenos Aires, el Caribe, mayormente Latinoamérica y Sudamérica por la diferencia que hacen con el dólar”, revela Liliana y ejemplifica: “México tiene programas de alicientes para que vaya el retirado americano y se instale a vivir, lo que crea una actividad extra en cuanto a que les venden y alquilan casas. Ecuador también lo tiene, hay un mercado inmobiliario para ellos, entonces el retirado americano va y cobra en el país que está viviendo. Esto especialmente en México, porque a Cuba no tienen permitido ingresar”.
-¿Se nota la diferencia en tus ingresos?
-La diferencia está en el dólar y tiene que ver con los gastos que te dediques a hacer, pero por supuesto que hay una diferencia abismal en lo que se puede ganar, empezando por la diferencia entre el peso argentino y el dólar. Además si vos venís y te establecés, lo primero que hacés es empezar a pagar una hipoteca para que el día de mañana sea tu casa, eso está muy aceitado, es un sistema que funciona, pero también depende de los trabajos y de la economía.
“Nadie se quiere ir de su país —reflexiona—, salvo la gente joven que tiene expectativas de nuevas carreras, todos se vienen a hacer la diferencia. En mi caso estuve anteriormente un período de tiempo, estaba muy entusiasmada, llena de expectativas, hasta que me volví a Buenos Aires. Ahora hace tres meses que me vine, pero fue otra situación, llegó un momento que me sentí en plena desolación, porque ahora no se puede viajar, acá no hay muchas restricciones, pero está en uno el estado de alerta”.
-¿Cómo se vive allí la pandemia?
-Ahora el proceso de vacunación se está difundiendo de una manera más acelerada que en otros países, por lo que yo he estado viendo, y me parece que en poco tiempo un porcentaje altísimo de la población de riesgo va a recibir la vacuna. Los adultos mayores están en mucha reclusión, no el resto, porque a nivel social hay protocolo, pero no restricciones, el país sigue andando.
-¿Cuál es el clima con la asunción del Presidente Biden?
-Hay un revuelo terrible, también está lo que se llama en Argentina la grieta, lo que pasa que a la modalidad de ellos, no pasional, no efervescente como somos nosotros, no tan enroscados, pero está y a la vista con lo que ha sucedido, que ya venía fermentándose.
“Actualmente están resentidos los empleos, se perdieron muchos, yo estoy en un sector de gente adulta que al tener su vida económica solucionada no lo viven, pero la gente joven quedó sin empleo”, indica, al tiempo que destaca que “por lo que puedo ver acá nadie pasa hambre, hay una base asegurada para todas las personas. Sigue la oleada de inmigración que hace lo imposible para venirse con sus niños, huyendo del hambre y sabiendo que acá van a comer. La subsistencia la tiene asegurada cualquier ser humano que tenga capacidad para moverse, para hacer algo, para trabajar”.
En igual sentido, describe que “hay muchas familias mexicanas que trabaja el varón y la chica se queda con los niños y aprovechan las escuelas públicas que son muy buenas. Por eso viene el inmigrante, hay razones, toda esa gente que viene de países como Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, entra de forma ilegal y después subsiste”.
Mientras comparte que minutos antes de la comunicación telefónica hubo “una nevada fina, aunque ha llegado a nevar mucho y después es un problema para salir”, Liliana señala que “en este estado el clima es muy benigno, es diferente que Nueva York que es más áspero y en la gran ciudad se siente ese frío húmedo, parecido a Buenos Aires”.
-¿Qué afectos te quedan en Gualeguay?
-Mi mamá y mis hermanos están en Buenos Aires, mi papá falleció, así que algunos primos, amistades y conocidos. Hasta hoy en día me comunico con mis ex compañeros, queridos y nunca olvidados, de la Promoción 1977 de la Escuela de Comercio. Me fui de Gualeguay en 1980, primero pasé por Gualeguaychú por el profesorado de inglés y luego arranqué en Buenos Aires, pero cuando uno está lejos mantiene más vívida la infancia y la adolescencia.

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