Gualeguay cuenta con un instituto que acompaña a los emprendedores

Con el objetivo de acompañar a quienes buscan emprender en el mundo del trabajo, el Instituto para la Producción y el Desarrollo Local (IPED) se constituyó tras la pandemia y ya empezó a mostrar sus primeros frutos. Entregó herramientas con una inversión de más de nueve millones de pesos.

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Nacido como asociación civil, el IPED se plantea la manera en que la economía social pueda desarrollarse en la comunidad y afianzar lazos con el resto de los actores productivos locales. Con ese horizonte, entregó, hace algunos días, herramientas de trabajo a más de 60 emprendedores (ver recuadro).

Ante la consulta, su impulsor, Martín Müller, dio cuenta de que uno de los disparadores de esta iniciativa fue el pedido generalizado de empleo durante la campaña electoral de 2019. “Habíamos visto la falta de oportunidades laborales como una de las problemáticas principales en la ciudad, sobre todo para los jóvenes. Era un tema que salía mucho, entonces decidimos constituir una asociación civil que tenga como principal objetivo generar estrategias para abordar esta problemática”.

Tras precisar que el IPED está consolidado legalmente, Müller reveló que la entidad “está empezando a abrirse camino después de la pandemia, que se puede tener más contacto con la sociedad, para ser un espacio de capacitación de emprendedores, de gestión de insumos y herramientas, como lo que hicimos la otra semana, y también de construcción de redes asociativas para multiplicar, sobre todo pensando en empresas que ya están desarrolladas en Gualeguay y que a partir de generar emprendimientos podemos ir ampliando las cadenas de valor que ya existen”.

 -¿Esto incluye nutrir a las empresas con productos y servicios de emprendedores?

-Claro, la economía social entendida como un sector de mercado que por su escala y por lo que atiende va en paralelo de la economía más formal, pero no quiere decir que no tengamos que generar puntos de contacto entre uno y otro, porque esa es la forma de multiplicar. Cómo hacer para que pequeñas y medianas empresas de Gualeguay puedan crecer a partir de que cuenten con las otras partes del engranaje de su producción, que se multipliquen los posibles proveedores de empresas y que entre todos sumen, ese sería el objetivo principal y en el que vemos como un gran desafío la parte educativa.

“A la hora de pensar en el crecimiento de la oferta del mercado de trabajo y en el desarrollo de la persona, en términos de que pueda insertarse y sentirse contenido a partir del ordenador familiar y social que implica el trabajo, es central la capacitación en cuestiones que tienen que ver con la comercialización, el sostenimiento administrativo de una empresa y la formación en oficio”, consideró Müller.

-¿Cómo se financia el Instituto?

-Las asociaciones civiles como la nuestra se sostienen hoy con los asociados, que eventualmente disponen de un aporte voluntario a los fines de contar con un local, por ejemplo. Además, existe un trabajo ad honorem de los que la integran para formular proyectos, para hacer entrevistas y para desarrollar una planificación estratégica. Una asociación civil lo que busca, a partir de que es una sociedad sin fines de lucro, es hacer alianzas estratégicas con actores que tengan que ver con la producción y el trabajo.

“Esto —continuó— es ponerse a disposición y ayudarlos en las cosas que ellos no pueden cubrir, por ejemplo en formar un equipo de personas que piensen estratégicamente el desarrollo productivo de la ciudad, generar instancias de capacitación, ayudar para que puedan hacer despegar sus proyectos productivos. Para eso se constituye esta asociación civil, que justamente busca brindarles esa ayuda en un formato de alianza estratégica”.

 -¿De qué manera gestionaron los elementos entregados?

-Este banco de herramientas fue producto de un trabajo muy arduo, muy técnico, de gestiones en Buenos Aires, en las que logramos acceder al Ministerio de Desarrollo Social. Generalmente, este tipo de financiamiento lo hacen para un grupo asociativo o cooperativas, es un solo financiamiento que se lo dan a una pequeña empresa o a un grupo operativo, pero nosotros apostamos y convencimos de que teníamos la necesidad de ayudar a muchos emprendedores muy pequeños, es decir, a los 64 emprendimientos a los que pudimos darles una ayuda.

“En este sentido —agregó—, uno lo que tiene que hacer en términos de gestión es demostrar un respaldo, una confianza y una seriedad de parte de quienes conforman el Instituto. Ese es el primer camino para que, por un lado, quienes tienen la voluntad de constituirse como aliados confíen en el financiamiento, y, por otro, quienes recurren a nosotros también crean en la palabra de que vamos a dar una mano entre todos para que esto ocurra”.

 -¿Cómo llegaron a estos potenciales emprendedores?

-Durante este año se hicieron entrevistas, lo más profesionales posibles, desde nuestro local y con visitas a los hogares de las personas que se fueron contactando con el Instituto a través de las redes sociales, a los fines de ver que lo que querían lograr era sostenible u orientarlo a reformular su proyecto productivo. Ahora el trabajo será, de aquí hasta marzo, el de acompañar a cada uno de los emprendimientos para que realmente esto se vea reflejado en un crecimiento de sus proyectos y que sea el incentivo para multiplicarse.

“Obviamente se tuvo que hacer una priorización y se seleccionaron 64 de los más de 100 proyectos que recibimos, por lo que algunos estarán en espera de conseguir otras instancias. Creemos que el hecho de que se conozca este trabajo debe servir como un incentivo para un montón de emprendedores que estuvieron en contacto con nosotros y aún no logramos darles una solución”, expresó.

Más adelante, Müller reflexionó acerca de la importancia de los recursos gestionados. “Sabemos que un aporte de nueve millones de pesos es relativamente poca plata para los números que maneja la Nación, pero en términos del impacto social es enorme, porque estamos hablando de 64 familias que a partir de esto van a tener un incentivo que confiamos se transforme en un emprendimiento exitoso y que a su vez motorice la economía local, porque es gente de Gualeguay que cree en la ciudad y quiere aportar desde su trabajo al crecimiento”.

“No estamos hablando de grandes recursos —reconoció—, pero tenemos la convicción de que no hay otra solución para nuestra sociedad, que está atravesada por una crisis en términos económicos y sociales que abarca mucho más que lo que pasa en Gualeguay. La economía local siempre tiene una demanda de servicios y de productos de primera necesidad, que es a lo que fundamentalmente apuntamos con emprendimientos que son sustentables por la propia lógica de la cercanía de quien ofrece un servicio o producto y quien lo consume”.

Finalmente, invitó a los emprendedores interesados a acercarse al local de J. J. Parachú 9 o a contactarse a través de las redes sociales, IPED en Facebook o @ipedgualeguay en Instagram. “También a disposición de quienes quieran ayudar y sumarse a esta red, porque la asociación es un espacio que tiene que ser llenado por voluntades que compartan nuestra convicción de que hay que vincular la educación, la producción y el mundo del trabajo como único camino hacia un desarrollo y hacia una vida mejor para todos los gualeyos y gualeyas”, concluyó.

Los datos

-Fueron 64 los emprendedores locales que recibieron herramientas de trabajo.

-Se adquirieron con fondos otorgados por la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

-El aporte fue de más de nueve millones de pesos.

-La gestión, logística, transporte y clasificación de las herramientas estuvo a cargo del IPED.

-Heladeras, cocinas, freezers, máquinas de coser, amasadoras, freidoras, sillones lavacabezas, sillones hidráulicos, hormigoneras, andamios, compresores, instrumentos de corte y elementos para oficios y para los rubros estética, gastronomía y textil fueron algunos de los elementos entregados.

Nota: María Constanza Fernández Larraburu

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