Marianela Di Pascua es vegana. Nació en Gualeguay, vivió en Rosario y desde hace varios años está radicada definitivamente en nuestra ciudad. Y se hizo vegana. Cuenta porqué, cómo se vive y aclara que es un estilo de vida que va más allá de lo estrictamente alimenticio.
“El veganismo tiene que ver con una postura ética sobre todo, pero es una práctica que se abstiene del consumo de productos de origen animal. No solamente la alimentación que es lo más visible como carne, quesos, huevos, lácteos, miel, sino también a todos los ámbitos de la vida. El entretenimiento, la ropa, los productos cosméticos. No consumimos circos, zoológicos, nada que provenga de ningún tipo de explotación. Tampoco la miel por ejemplo”, describe la joven.
-¿Qué consume un vegano?
De todo pero básicamente legumbres, cereales, semillas, frutos secos, frutas y verduras. Tenemos una alimentación muy variada que es lo ideal. Hay que aprender a cocinar y tener paciencia con el estigma social. No hay que bajar los brazos si uno está convencido que es el camino correcto. Cuando uno se conecta con lo que consume eso mismo te da la fuerza para no morir en el intento de sobrevivir en una sociedad carnívora. Hace tres años que soy vegana. La mayoría tenemos una transición. Empezamos por ser vegetarianos. A mí me llevó un par de años porque era fanática del queso. Una vez que lo dejé empecé con mis propios quesos, la leche. Una vez que se hace la transición es un alivio.
-¿Tu cuerpo que cambios ha experimentado?
No me enfermo. De hecho no voy al médico hace muchos años, sólo para control de las vitaminas. Sí somos friolentos porque tenemos menos reservas calóricas para gastar, tenemos un cuerpo magro. Pero es muy sano porque no consumimos hormonas que les inyectan a los animales, ni ninguna cuestión externa. Como seres humanos tenemos intestinos ideales para los alimentos vegetales. El que come carne se siente pesado y el vegano no, todo lo contrario. Tenemos un metabolismo más rápido. Si comés fideos todos los días te vas a enfermar pero es igual si comés carne todos los días.
-¿Qué pasa con la vida social del vegano?
Por ahí llevo comida porque me gusta que prueben. Mis amigas después me piden que les cocine…les gusta la comida vegana. Con mis viejos igual, una torta, un budín. Pastel de papas espectacular con soja y lo come cualquiera. ¿La familia? Primero fue un dolor de cabeza porque vivía en Rosario y cuando venía se preguntaban qué le daban de comer a esta chica…pero como todo, se fueron acostumbrando. Si uno acepta al otro no hay problema. Yo soy muy militante, no tan activista. Acá en Gualeguay no tengo pares que me acompañen, pero sí soy muy militante.
-¿Ustedes respetan al que se alimenta de otra manera? O nos quieren convencer a todos?
No no, sería ideal que todos coman sano pero si vos estás comiendo algo yo no me voy a meter en tu plato. Punto, es decisión de cada uno. Si vos ves a una persona que lleva su vida de determinada manera, que está más sano, con eso hacés la diferencia. Yo digo hago esto, me sirve, me fue bien, fíjate si querés probar. Milito desde ese lugar.
-¿Qué pasó en la Rural? ¿Estás de acuerdo?
Yo milito el pro-activismo y si hubiera estado me metía. Eso fue puntual en Buenos Aires porque es a nivel nacional. No va a haber réplicas de ese activismo porque no fue algo improvisado. Sabíamos que iba a suceder algo así, incluso que los podían sacar con violencia porque pasa en otros lados. Uno está expuesto a eso y se hace cargo, como los ambientalistas. La idea era instalar el debate en los grandes medios, en la mesa de la familia, porque es algo urgente. Y sobre todo porque hay muchos adolescentes que tienen esta mirada pero la familia se los prohíbe. Llegamos a los grandes medios, acá a la radio de Gualeguay. Lo que viene es ponerle le pecho a las balas y a que haya un ida y vuelta.
-¿No es contradictorio estar a favor del aborto?
No, de hecho hay veganes pro-vida. No tenemos una postura general es más bien individual. Yo soy militante feminista y pro aborto legal seguro y gratuito. Pero hay una rama que piensa distinto. Para nosotros no es una contradicción porque el feto no tiene sistema nervioso central, por ende no tiene ‘sintiensia’.
-Si te invitan a comer un asado, vas o no?
Sí, sí voy por supuesto. Llevo mis verduritas, el morroncito y todo lo demás. Y el que lo quiera probar encantada.