«Me moviliza la impotencia en este tiempo de pandemia donde más se nota la desigualdad», dijo Roque que continúa con su enorme labor a pesar de la adversidad. Sus alumnos no tienen acceso a internet.
«Este es un aula improvisada», cuenta Roque, docente jujeño, señalando la plaza que se convirtió en una escuela para enseñarles a sus alumnos en la pandemia en la localidad de Uquía.
Durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio, los maestros argentinos fueron uno de los sectores que debieron ingeniárselas para realizar su actividad.
«Me moviliza la impotencia en este tiempo de pandemia donde más se nota la desigualdad», relata el docente, que viaja y recorre kilómetros con el simple objetivo de acompañar y enseñar a sus alumnos.
«Matemática, lengua, sociales y naturales», es lo que aprenden sus estudiantes día a día. A pesar del coronavirus, a pesar de la adversidad en Chucalezna, a 120 kilómetros de San Salvador de Jujuy, los docentes no bajan los brazos y continúan ejerciendo su profesión.
«Lamentablemente mis chicos no tienen accesos a internet», confesó Roque a TN, que detalló cómo es el día a día de los estudiantes y sobre todo, cómo hacen para estudiar pese a que no cuentan con la tecnológica necesaria para enfrentar la pandemia.