Cincuenta y cuatro años de hostilidad llegan a su fin este lunes con la restauración plena de las relaciones diplomáticas. Aunque a pesar de esto sigue habiendo un profundo abismo ideológico entre las dos naciones
La nueva era de los lazos entre Cuba y Estados Unidos comenzó sin gran ceremonia en la medianoche del domingo al lunes en Washington y La Habana, cuando entraron en vigor los términos de un acuerdo del 20 de julio para retomar los lazos bilaterales, y las misiones diplomáticas de ambos países dejaron de ser secciones de intereses para convertirse en embajadas.
Al llegar la medianoche en las dos capitales, terminaron una serie de políticas ampliadas y endurecidas desde que el presidente John F. Kennedy chocó en un principio con el joven revolucionario Fidel Castro por la expansión soviética en las Américas.
Antes del amanecer de este lunes, la bandera cubana fue izada de forma discreta en el recibidor del Departamento de Estado, junto a las de los demás países con los que Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas.
El cambio se formalizará de forma pública más tarde el lunes (a las 14:30 horario GMT), cuando delegados cubanos reabran oficialmente su embajada en Washington, y la bandera de Cuba -una estrella blanca sobre fondo rojo junto a franjas azules y blancas- ondee por primera vez desde que ambos países rompieron relaciones en 1961.
El secretario de Estado, John Kerry, se reunirá con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, y ambos ofrecerán una rueda de prensa.