Cuarentena en París Pandemia 2020: la experiencia de un músico argentino en Europa

 
Javier Díaz González es guitarrista de tango y en diciembre de 2019 inició su gira por Europa. El inicio de la pandemia lo encontró en Francia y desde entonces vive en París, donde subsiste gracias a los conciertos que brinda al aire libre.

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En comunicación telefónica con Radio Gualeguay, con un clima parisino que describió como “soleado, hermoso, con 28 grados” de temperatura, Javier Díaz González relata su historia de los últimos meses, que lo encontró del otro lado del mundo al inicio de la pandemia por Covid-19. “Soy guitarrista de tango y vine a hacer una gira bastante larga por España, Francia, Alemania, República Checa y Holanda. En marzo, cuando me vine para Francia nuevamente porque tenía que hacer unas presentaciones más, ocurrió todo este desastre”.
“Toda la pandemia la pasé en Francia, acá hubo una cuarentena que duró dos meses y la pasé en París, encerrado, sin poder salir a la calle”, señala el músico, al tiempo que recuerda que por aquel entonces “estuvo bastante severo, muchísimos casos, muchos muertos. En febrero se hablaba de que esto en China estaba pasando, pero no se le daba mucha importancia y como acá hacía mucho frío se expandió muchísimo. Después con la cuarentena bajó, se tranquilizó”.
Sobre el regreso a las actividades en la capital francesa, Javier da cuenta que “comenzó paulatinamente, no abrió todo de golpe, aparte no todos los países europeos tienen la misma política”, mientras revela que el uso del barbijo es obligatorio “en la calle, en los comercios, en el transporte. No podés salir sin barbijo porque te hacen una multa de 135 euros y a cara de perro, te agarran sin barbijo y tenés que pagar en el momento. Anda la policía por la calle controlando”.

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“Donde atravesaste la puerta de tu casa, barbijo para lo que sea. Salvo que entrés a comer a un restaurante, únicamente eso, lo que también es contradictorio, porque los restaurantes y los bares están abiertos y si estás dentro de uno de esos lugares no tenés que usar barbijo, pero tenés gente en la mesa de al lado”, reflexiona.
-¿Qué pasó con la educación?
-Las escuelas y las universidades cerraron todas durante la cuarentena, que fue en marzo y abril. Pasa que acá en junio comienza el verano, entonces con eso no hubo necesidad de volver a abrir, pero ahora en septiembre, que es como nuestro marzo, algunas escuelas están dando clases virtuales y algunas universidades también.
“Los comercios —continúa— pudieron volver a abrir, más que nada los gastronómicos, pero uno de los gremios más golpeados, como siempre, es el artístico. Teatros, salas de concierto, todo cerrado, así que por ahí podemos tocar en lugares que tienen espacios al aire libre, acá hay muchos restaurantes que tienen mucho espacio al aire libre y entonces se pueden hacer conciertos, o en la playa. Yo estuve en la costa un tiempo y como era más abierto, también pude”.
Sin embargo, el sector más golpeado en Francia es el turismo. “Este año fue un desastre, letal, podés ver algún inglés o un italiano, pero cero turismo. Los franceses se mueven dentro de Francia, el que está en París se fue al sur y el del sur al norte, pero todo dentro del país”, explica.
-¿Qué perspectivas hay para los próximos meses?
-Es muy desconcertante, mucha incertidumbre, acá en Francia se aplicó esta política de usar el barbijo sí o sí con posibilidad de volver a una cuarentena si los casos no bajan. Lo que pasa es que la gente, el comercio, se queja de eso porque no se puede sostener, la actividad económica diaria, la microeconomía no puede.
-¿Cuál es la realidad del sistema de salud?
-Funciona perfecto, hospitales, instalaciones, pero hay que pagar, no existe la salud pública. Si estás viajando tenés que pagar un seguro de viaje o tenés que pagar en el momento la atención; también podés tener una mutual, que pagás una cuota y si pasa algo te cobran un porcentaje. Yo soy asmático y en 2018 en Cataluña, España, me tuvieron que internar una noche y no me cobraron nada, pero cada país es distinto, acá en Francia hay que pagar.
No obstante, el sistema de salud francés “en un momento colapsó, porque había más de mil casos por día. París es una ciudad que está atestada de gente de todos lados, tiene como 10 millones de habitantes y es más chico que Buenos Aires, entonces se satura”, indica.
-¿Tenés planeado volver en un corto plazo?
-En mi caso personal, como soy músico, en Argentina está muy difícil mi actividad. Hablo con mis colegas todos los días y lo que estoy pensando hacer es esperar que se restablezca un poco la situación allá, porque acá dentro de todo puedo trabajar, no como antes, pero por lo menos tengo algo y allá no hay nada.

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