Adónde irán a buscar votos los principales candidatos

Córdoba, Santa Fe, el Norte del país y sobre todo la Provincia de Buenos Aires fueron los objetos del deseo de los principales candidatos para ganar en primera vuelta o forzar un balotaje.

Está dicho que falló la teoría de laboratorio que decía que las PASO operarían como una suerte de primera vuelta que serviría para que en octubre los candidatos mejor ubicados crecieran a partir de los despojos de aquellos a los que peor les hubiera ido en agosto. En rigor, era una teoría que contaba con antecedentes concretos registrados en las anteriores dos ediciones de elecciones primarias, en 2011 y 2013.

Pero no sucedió, y si bien todos miran al tercero en discordia que no pudo derretirse como un helado, tal cual le vaticinaban desde que se impuso en las elecciones de 2013, lo cierto es que ninguno de los candidatos que pasaron el filtro de las PASO modificó mayormente el resultado allí registrado. Todos en mayor o menor medida parecen conservar la intención de voto que tenían hace dos meses, hecho que algunos analistas atribuyen a que el electorado esta vez no ha encontrado razones para modificar su voto de las primarias. Al menos hasta ahora.

Con la intención de modificar ese status quo, los principales candidatos presidenciales buscan la manera de crecer a partir de la experiencia de esa encuesta práctica que representaron las PASO. Todos con un objetivo final obvio, que es el premio mayor, pero con metas bien concretas y diferenciadas: Daniel Scioli en busca de dos o tres puntos que le permitan ganar en primera vuelta; Mauricio Macri con la necesidad de perforar el inesperado techo que se le ha puesto en el 30%, cuestión de asegurarse el balotaje; y Sergio Massa con el hipotético deseo de dar el gran batacazo que sería superar al candidato de Cambiemos y ser segundo.
En el caso del gobernador bonaerense, la meta no es sencilla, pues desde el 38,67% que marcó en las PASO nada indica que haya podido sumar más para superar el 40% con el que podría comenzar a mirar atrás contando hasta diez para ver si este mismo domingo logra consagrarse presidente.

El jefe de Gobierno porteño, en tanto, tiene un objetivo de máxima que es llegar al 34%, cosa que antes de las PASO imaginaba que lograría «caminando» en octubre, y hoy se le hace tan cuesta arriba que festejaría al menos llegando al 32. Sergio Massa viviría como una suerte de venganza personal desplazando a Macri al tercer lugar, pero sabe en el fondo que consiguiendo eso ya de por sí difícil, muy probablemente no le alcanzaría para plantarse en el balotaje.
Así las cosas, ¿dónde buscan los candidatos principales los votos que les permitan festejar el domingo?

En el caso del candidato presidencial oficialista, buena parte del esfuerzo ha sido puesto en la provincia de Buenos Aires en general, y el Conurbano en particular, a sabiendas de que el 39,69% bonaerense fue escaso para las aspiraciones nacionales. Hace dos semanas en el entorno del gobernador aseguraban que allí obtendrían los 2 o 3 puntos que garantizarían el triunfo a nivel nacional, pero cuando se los indagaba sobre la procedencia de esos votos, la respuesta era más bien vaga: gente que no votó en agosto, mayormente, y desencantados de otros candidatos, preferentemente Massa.

En el primer caso, cabía preguntarse si aquellos inundados que no votaron el 9 de agosto hoy tendrían deseos de hacerlo por el gobernador; en cuanto a ex votantes de UNA, no da la sensación de que los dirigentes que abandonan el Frente Renovador con destino al FpV lleven votos consigo.
Hay además un factor que en el propio entorno sciolista admiten muy en privado, aunque ante la consulta puntual minimicen: el factor Aníbal. La imagen del candidato a gobernador oficialista puede llevar a un corte de boleta en el mejor de los casos para Scioli, y -en el peor- tirarlo para abajo.

Esa misma razón favorece al candidato de Cambiemos. Si bien hace algunos meses Mauricio Macri se ilusionaba con una ola de cambio que catapultase sus posibilidades, minimizaba la falta de un candidato fuerte en la Provincia argumentando que «presidente pone gobernador». Esa máxima, que le sirvió a Alfonsín en el 83, está lejos de cumplirse ahora. A la luz de los hechos, puede ser al revés: que María Eugenia Vidal sea la que traccione al candidato presidencial de Cambiemos. Algunas encuestas dan a la vicejefa de Gobierno porteño 10 puntos por encima del líder del PRO. En cualquier caso, lo que pueda sumarle ella, será bienvenido para Macri.

La provincia de Córdoba era otro de los objetivos del oficialismo, que en agosto obtuvo allí un escuálido 14,65%. El botín aquí eran los votos de De la Sota, que obtuvo en las PASO el 33,17%, mientras que Sergio Massa logró apenas el 5,64 en el frente UNA. Tantas eran las expectativas del Frente para la Victoria, que un encumbrado miembro del bloque oficialista del Senado aseguraba en agosto a DIARIO POPULAR que en octubre se alzarían incluso con un senador nacional, imaginando que Cambiemos se quedaría con los dos por la mayoría que según el resultado de las PASO le corresponderían a UNA. Pero las encuestas marcan que Massa podría conservar una buena parte del 38,81% obtenido en agosto, y que en todo caso la mayor parte del voto delasotista que migrara, lo haría hacia Macri, que aspira a conseguir en esa provincia «un punto más a nivel nacional», según confió a este medio un radical que trabaja fuertemente por la candidatura de Macri.

Santa Fe es otro distrito donde todos quieren mejorar, incluso los socialistas, que con boleta corta quedaron cuartos en la elección pasada. En esa provincia Cambiemos confía tener una mejora aunque sea leve, a partir de la mayor actividad de campaña desplegada por Carlos Reutemann, candidato a senador nacional. Y sobre todo, la confrontación entre socialistas y Daniel Scioli, generada por los dichos del candidato presidencial, respecto a que el narcotráfico no logró hacer pie en Buenos Aires y por eso se tuvo que ir a Rosario.

El otro punto adonde los candidatos miran con interés es el norte, clave para Daniel Scioli en las primarias, pues allí le sacó a Macri una ventaja de 1.300.000 votos. Buena parte de la diferencia debe atribuirse a que Sergio Massa hizo una buena cosecha, relegando al tercer lugar en algunos distritos a Macri; pero en este caso el candidato de UNA si bien perjudica al líder del PRO, lo beneficia también al restarle votos a Scioli. En Cambiemos se hacen ilusiones al confiar en una mejor fiscalización en estas elecciones por parte del radicalismo, que tiene posibilidad de victoria en Jujuy, y sobre todo en la estela que dejó el efecto Tucumán.

Por el contrario, advierten que Macri podría perder votos nada menos que en el distrito que gobierna, donde Massa podría subir un poco y sobre todo Margarita Stolbizer le restaría algo, en función del voto radical que no alcanzaría a retener el jefe de Gobierno. Con todo, no sería grave: Sanz obtuvo en agosto poco más de 60 mil votos en ese distrito.
La hora de la verdad será este domingo, cuando se acaben las elucubraciones y sean las urnas las que den el dictamen definitivo.

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