Para ver, y para gritarlo, una y otra vez. El 24 de junio de 1990, en Italia, Claudio Paul Caniggia le marcó, luego de una gran jugada de Maradona, un golazo a Brasil y provocó su eliminación del Mundial.
El partido, que tuvo lugar en un escenario que había sido inaugurado el 31 de mayo de 1990, el Stadio delle Alpi, de Turín, contó con una asistencia de 61.381 espectadores y habida cuenta de su desarrollo puede ser considerado uno de los de desenlace más insólito en la historia de los mundiales.
A pesar de que Argentina defendía el título que había conseguido en México 86, mucha agua había pasado bajo los puentes y hasta aquella tarde había dejado una imagen descolorida, sin contar que una lesión en un tobillo mermaba de forma considerable la influencia de Maradona.
Brasil, en cambio, marchaba a buen ritmo y aun sin un nivel comparable con el fabuloso equipo de México 70 ni tampoco con el del frustrado pero de todos modos luminoso de España 82, perfilaba una soltura y un potencial capaz de constituirlo en el inapelable favorito del duelo entre dos de las potencias sudamericanas.
En efecto, así se dio el partido de aquel 24 de junio, y más también: Brasil ejerció un dominio nítido, sostenido y abrumador, que sin embargo no redundó en varios goles por lo defectuoso de los remates dentro del área chica, por providenciales atajadas de Sergio Goycochea o porque la pelota daba en los palos.
A diez minutos del final, lo inesperado: Maradona elaboró una fabulosa jugada de regate entre tres jugadores brasileños y una milimétrica asistencia con el botín diestro que dejó a Caniggia mano a mano con Taffarel y que el rubio pelilargo nacido en Henderson rubricó con un rápido movimiento que desairó al arquero y un certero zurdazo a la red.
En el fragmento culminante de un emocionado relato, Víctor Hugo Morales exclamó: “¡Maradona mostró que roto y todo igual es Gardel; a 55 años de la muerte de Carlitos vos sos Gardel, Diego, no se puede creer lo que has inventado!”.
Conducida por Carlos Salvador Bilardo, la Selección Argentina alistó a Goycochea; Monzón, Simón, Ruggeri; Troglio, Giusti, Basualdo, Olarticoechea; Burruchaga, Maradona; y Caniggia. En el segundo tiempo ingresó Calderón.
Brasil, cuyo director técnico era Sebastiao Lazaroni, alistó a Taffarel; Jorginho, Ricardo Gomes, Ricardo Rocha, Branco; Mauro Galvao, Dunga (actual DT de Brasil), Alemao; Valdo, Careca y Muller. En la segunda etapa entraron Paulo Silas y Renato Gaucho.
Otras dos curiosidades: en el banco suplente del equipo argentino estaba Edgardo Bauza, el Patón, actual entrenador de San Lorenzo de Almagro; en tanto en el de Brasil constaban los todavía muy jovencitos Bebeto y Romario.