El estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), registró un aumento en el número de personas que tienen una o más necesidades básicas insatisfechas. En el documento se advirtió que la pobreza multidimensional llegó al 31,1 por ciento; que existen 12,7 millones de argentinos con carencias; y que un 28,2 por ciento de la población tiene problemas alimentarios. Un incremento de la pobreza estructural, nuevos hogares que ya no logran cubrir la canasta básica y un fuerte impacto social por la inflación o la pérdida de empleo en millones de argentinos.
En medio de este escenario de grave crisis socioeconómica, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) dio a conocer los últimos números de pobreza multidimensional que arrojan resultados alarmantes: la pobreza medida por diferentes derechos sociales -más allá del índice por ingreso- aumentó del 26,6 por ciento al 31,3 por ciento de la población en la Argentina, del 2017 al 2018, lo que implica que hoy existen 12,7 millones de personas con carencias importantes para su vida.
El enfoque multidimensional
A diferencia del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), que esta semana dará a conocer los nuevos números de pobreza y que mide las necesidades de la población por ingreso, el enfoque multidimensional de la UCA realiza una medición sobre seis dimensiones de carencia humana como son: la alimentación con indicadores de inseguridad alimentaria, sin cobertura de salud o sin acceso a la atención médica ni acceso a medicamentos; los servicios básicos, que incluyen los indicadores de conexión a red de agua corriente, a red cloacal y acceso a red de energía; la vivienda digna, que comprende hacinamiento, vivienda precaria y déficit de servicios sanitarios; el medio ambiente que revela si hay población sin recolección de residuos, presencia de fábricas contaminantes y espejos de agua contaminada; los accesos educativos como ser inasistencia, rezago educativo en escuela media y en escuela primaria; el empleo y la seguridad social medidos como falta de afiliación al sistema de seguridad social y desempleo de larga duración.
Así definida la pobreza multidimensional, el estudio, que registró a las personas que sufren una o más de estas carencias para vivir en la Argentina, revela que en el 2017 había un 16,7 por ciento de pobres estructurales y que en 2018 ese porcentaje creció al 18,6, mientras que los pobres no estructurales pasaron del 9,9 por ciento al 12,7 por ciento. Todo ello suma una pobreza multidimensional del 31,3 por ciento en el 2018.
El último informe de la UCA al que accedió Infobae, titulado “Enfoque de pobreza multidimensional basado en derechos”, reveló además que la población con inseguridad alimentaria severa pasó del 6,2 por ciento en el tercer trimestre del 2017 al 7,9 por ciento en el mismo período del 2018. Por otra parte, la población con carencias en materia de atención médica, medicinas y alimentos pasó del 26,6 por ciento al 28,2 por ciento.
En otra de las carencias graves que mide la pobreza multidimensional del informe del Observatorio de la Deuda Social sostuvo que el nivel de desempleo e inseguridad social se agravó del 33,5 por ciento de la población al 34,3 por ciento el año pasado. También aumentó la cantidad de gente que en las zonas urbanas de la Argentina reside en viviendas precarias, en condiciones de hacinamiento o con déficits de servicios santiarios: en este caso el porcentaje pasó del 26,6 al 27,1.
“El estudio destaca que la pobreza multidimensional por derechos sociales e ingresos ha experimentado un fuerte crecimiento en el actual contexto inflacionario y de estancamiento. El aumento se debe fundamentalmente a la caída en la pobreza por ingresos, por caída del salario, pérdida de empleo y mayor precarización laboral”, explicó a Infobae Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
A la vez, Salvia dijo: «La falta de un trabajo formal y el aumento del desempleo de larga duración explican también el aumento de la pobreza estructural, la cual está afectada por múltiples carencias además de los ingresos. Este segmento de la sociedad, casi el 20 por ciento de la población está sumergido en la exclusión y la marginalidad, parecen sobrar para este tipo de modelo económico, solo se los atiende con asistencia monetaria pero no con políticas efectivas de desarrollo económico, social y humano. Todavía esas políticas están ausentes del debate política y de la agenda pública».
La pobreza multimensional en la población de la Argentina aumentó sutancialmente desde el 2012 (24,4 por ciento) pasando por el 27 por ciento en el 2015 al 31,3 por ciento del cuatro trimestre del año pasado.
Según el informe de la UCA, en la población del conurbano bonaerense es donde más se profundizaron los incrementos de la pobreza multidimensional donde se pasó del 34,9 por ciento en el 2017 al 41,1 por ciento en el 2018. En tanto, en la gente que vive en otras áreas metropolitanas pasó del 21,9 por ciento al 26,1 por ciento mientras que en la Ciudad de Buenos Aires el incremento de la pobreza multidimensional fue más leve de un año al otro: se pasó del 7 por ciento al 8,6 por ciento.
En los sectores medios no profesionales es donde más pegó la crisis socioeconómica. Se pasó de una pobreza multidimensional en el 2017 de 55,6 por ciento a 59,8 por ciento en 2018. Y entre los obreros integrados, del 32,7 por ciento al 39,2 por ciento. No obstante, hay un núcleo duro del 54,3 por ciento de los hogares de trabajadores marginales que se mantienen en el tiempo desde el 2010 a la fecha.
Hay indicadores de pobreza multidimensional que reflejaron una leve mejora en la calidad de vida de la gente. Por ejemplo, la población sin servicios básicos (cloacas, agua corriente y energía) se redujo del 37,7% al 34% en el 2018. En tanto que la población con vivienda precaria disminuyó levemente del 17,4% en el 2017 al 16,8% en el 2018.
Salvia remarcó en este sentido que esta leve mejora pudo darse por algunas políticas sociales implementadas por el gobierno para la mejora de redes cloacales y servicios de agua potable. Sin embargo, el director del Observatorio de la Deuda Social remarcó que «el núcleo de la pobreza estructural en la Argentina se agravó en estos últimos tiempos porque hay más gente con una o más carencias registradas y esto marcha que la brecha social cada vez se va ampliando más en el país».
En este sentido, el informe de la UCA pudo determinar que en el 2018 se registró el 62,6% de los hogares con una carencia, el 41,9% con al menos dos carencias y el 26,1% con tres o más carencias.
El informe de la UCA afirma que «la pobreza es mucho más amplia que la sola falta de ingresos y que tanto la pobreza como las condiciones de vida que experimentan las personas y los hogares no pueden ser medidas por un sólo indicador». Asimismo, evalúa que no son pocos los actores sociales que denuncian que las exclusiones sociales incluyen privaciones en distintas dimensiones, tales como: educación, salud, vivienda, empleo, empoderamiento, discriminación, seguridad personal, y muchas otras que difícilmente pueden ser identificadas por el nivel de ingresos.
La encuesta de la UCA mide los conglomerados urbanos con 80.000 habitantes o más de la Argentina; el universo son hogares con población de 18 años o más, mientras que el tamaño de la muestra es de aproximadamente 5.800 casos por año. El dominio de la muestra es de aglomeraciones urbanas agrupados en 3 grandes áreas según tamaño de las mismas: 1) Gran Buenos Aires: Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Conurbano Bonaerense (30 partidos de Zona Norte, Zona Oeste y Zona Sur); 2) Otras Áreas Metropolitanas como el Gran Rosario, Gran Córdoba, San Miguel de Tucumán y Tafí Viejo, y Gran Mendoza; y 3) Resto urbano: Mar del Plata, Gran Salta, Gran Paraná, Gran Resistencia, Gran San Juan, Neuquén-Plottier-Cipoletti, Zárate, La Rioja, Goya, San Rafael, Comodoro Rivadavia y Ushuaia-Río Grande.