El premio de la final de Berlín está muy cerca para un Barcelona que hoy defenderá en el Allianz Arena contra el Bayern de Múnich una ventaja de 3-0 de la ida, que le permite albergar todas las posibilidades de que jugará la octava final de la Copa de Europa, si no media un desastre.
El ánimo en el club y en la masa culé está desbordado, después de que en la ida el Barcelona fulminase al Bayern en el cuarto de hora último, con dos goles de Messi y uno de Neymar, que han creado el desánimo entre la afición del Bayern y en el propio club.
A pesar de la diferencia en el tanteador con la que afrontan ambos el partido de hoy, el Barcelona no se fía de un Bayern que, arropado por los suyos, pueda poner en aprietos a los azulgranas, incluso con un gol tempranero que incomode a los de Luis Enrique Martínez.
Si alguien puede remontar un marcador adverso es Bayern Múnich. Lo ha hecho innumerables veces, incluso en la actual Liga de Campeones, en la que sobrevivió a los cuartos de final tras dar vuelta un 3-1 en contra propinándole una soberana paliza de 6-1 a Porto en la revancha en Múnich.
Una desventaja de tres goles ante el Barcelona de Lionel Messi, sin embargo, es otra historia.
«Soy realista, un 3-1 contra Porto es diferente que un 3-0 contra el Barsa», admitió Pep Guardiola, el técnico del Bayern y quien dirigió a Barcelona durante cuatro años llenos de gloria, al hablar sobre las posibilidades de los alemanes de sobrevivir el martes a las semifinales de la Champions League.
Bayern, cinco veces campeón de Europa, no ha perdido como local esta temporada en la Champions. En cinco partidos anotó 19 goles y le marcaron apenas uno. Pero tras asegurarse la Bundesliga cayó en un pozo y lleva cuatro derrotas seguidas en todas las competencias.