La Selección Argentina arribó a Montevideo y el capitán de la Selección argentina le regaló a un niño un momento inolvidable.
El arribo de la Selección Argentina a Montevideo regaló una historia que vale la pena contar y que tuvo como protagonista nada menos que a Lionel Messi y a un pequeño fanático uruguayo de 11 años.
El micro que trasladó a la Selección desde el aeropuerto de Carrasco llegó al Hotel Sheraton de Punta Carretas cerca de las 15.24 en un clima de cierta hostilidad ya que la mayoría de los curiosos que se acercaron eran locales y recibieron al plantel que conduce Jorge Sampaoli con el clásico grito “Uruguay nomá’”, y “Arriba Uruguay”.
Entre ellos estaba Luciano Viejo, de 11 años, junto a su tío, que lo había retirado del colegio para que el pequeño pudiera cumplir su sueño: sacarse una foto con Messi y entregarle un carta que le había escrito, de puño y letra.
Luciano esperó a pesar del viento y el frío de Montevideo, y cuando el micro estacionó en la puerta del hotel se escurrió entre las vallas y corrió en busca de su ídolo. Pero no llegó. Lo interceptaron los guardias de seguridad del hotel y empezaron a escoltarlo nuevamente hacia las vallas mientras Luciano lloraba desconsoladamente. Messi capturó la escena en un instante y rápido de reflejos le pidió al jefe de seguridad de la Selección que fuera en busca del niño.
Luciano se acercó hasta el lugar donde Messi lo esperaba, mientras todavía le brotaban las lágrimas. Y después, el momento mágico: el niño uruguayo le dio la carta a Messi y se sacó una foto junto al mejor futbolista del mundo que este jueves enfrentará a Uruguay.
Luciano dejó que Messi se vaya a descansar a su habitación y regresó en busca de su tío, con lágrimas en los ojos, pero esta vez de la emoción. Los periodistas que estaban en el lugar se fueron encima del niño de 11 años, hincha de Nacional, que con la complicidad de su tío salió antes del Anglo School, el colegio al que asiste y lo acribillaron a preguntas. “¿Cómo te sentís? ¿Por qué le escribiste una carta?”, le espetaron. Luciano, con toda su inocencia de niño y la emoción a flor de piel respondió con el balbuceo lógico de quien acaba de cumplir un sueño: “Excelente. Le escribí porque es mi ídolo”.
Fuente: Clarin