Una beba y dos hombres murieron durante la torrencial lluvia que se abatió anoche en la ciudad de Córdoba. La pequeña murió en un episodio dramático, al caer un árbol encima del vehículo en el que iba con sus padres.
A un año del fatídico 15 de febrero de 2015, cuando un fortísimo temporal se llevó casas, árboles, puentes, vidas e ilusiones en Sierras Chicas, anoche otra tormenta de viento, granizo y lluvia que se abatió desde las 20.10 en la ciudad de Córdoba generó cuantiosos daños, destrozos, inundaciones y causó tres muertes.
En menos de 30 minutos cayeron más de 70 milímetros. La feroz tormenta se llevó anoche tres vidas. Una, la de un motociclista de 50 años que murió en Lavalleja casi bulevar Los Andes tras ser arrastrado por la correntada de agua. Otra, de una beba de 1 año y 7 meses en avenida Ejército Argentino (zona de cuarteles militares), cuando el enorme tronco de un árbol cayó encima del Fiat 147 en el que viajaba con sus jóvenes padres. Y la de un vecino de Residencial América.
Este último dramático episodio ocurrió a un kilómetro del peaje con La Calera, en la mano hacia la ciudad de Córdoba. La pareja detuvo la marcha para protegerse bajo un árbol de la tremenda lluvia cuando un árbol les cayó encima.
Bomberos voluntarios de La Calera y personal del Ejército acudieron en auxilio y se necesitaron más de 150 hombres para remover el tronco. La beba ya había fallecido cuando rescataron a los padres, quienes resultaron con lesiones leves.
En otro punto de la ciudad, casi a la misma hora, un hombre de 63 años murió en barrio Residencial América cuando salió con su hijo a tapar su vehículo durante la lluvia. Resbaló, se golpeó la cabeza y murió.
Ayer hubo vientos de 110 kilómetros por hora, con ráfagas de hasta 140 kilómetros, según el Observatorio Meteorológico Córdoba. Defensa Civil municipal informó que hubo varias familias evacuadas de villa El Chaparral y de sectores del oeste, que fueron trasladadas al polideportivo General Paz.
El intendente Ramón Mestre ordenó constituir el Comité de Emergencia. Personal de Defensa Civil no dio abasto para atender todos los pedidos de ayuda. «Es una situación muy compleja; llovió mucho en poco tiempo», dijo el titular del área, Hugo Garrido.
Una antena de 30 metros cayó sobre una vivienda de barrio Ciudadela. El transporte urbano debió cambiar recorridos por anegamientos y hubo barrios en los que los vecinos apedrearon colectivos porque inundaban casas a su paso.
De terror
Según La Voz del Interior fue una noche terrorífica. Gran actividad eléctrica, diluvio y vientos huracanados hicieron que las calles se inundaran rápidamente y se generaran correntadas impresionantes. Se tumbaron decenas de árboles (sobre autos, casas y calles), postes y cables; los vehículos fueron arrastrados como juguetes; volaron techos en barrio Favaloro Sud y hasta los regalos del árbol navideño en plaza España. Hubo pedidos de auxilio desde todos los rincones de la Capital. Los desagües volvieron a colapsar. El tránsito fue un caos en toda la ciudad, muchos autos quedaron varados y en el puente Sagrada Familia otra vez fue necesario rescatar a personas atrapadas. Incluso chocaron varios vehículos.
Hubo centenares de viviendas anegadas y los vecinos tuvieron que sacar agua rápido. Se cortó la luz en gran parte de la ciudad y hubo miles de reclamos. Epec indicó que la tormenta produjo la salida de servicio de cuatro estaciones transformadoras, fallas en distribuidores de media tensión, caída de árboles sobre líneas aéreas y anegamiento de cámaras subterráneas. Los semáforos se apagaron.
La ciudad estuvo en penumbras durante horas. La gente que vive en departamentos subió por escaleras. La plaza San Martín se inundó. El río Suquía creció muchísimo y la Cañada estuvo irreconocible por la cantidad de agua que transportó. Avenida Costanera volvió a ser un río y fue cerrada, igual que el vado Sargento Cabral.