Crecía la inquietud en Islas Malvinas ante la hospitalización de un niño con síntomas compatibles y la considerable distancia con Londres, donde deben ser verificados los contagios.
Las autoridades británicas de las Islas Malvinas se preparaban para afrontar los primeros casos de coronavirus, mientras crecía la inquietud ante la hospitalización de un niño con síntomas compatibles y la considerable distancia con Londres, donde deben ser verificados los contagios.
Es que en el territorio insular reclamado por la Argentina no existen kits de testeos de Covid-19, por lo que las muestras de casos sospechosos tienen que ser derivadas al Reino Unido, a unas 8 mil millas de distancia, por lo que los resultados pueden estar recién en unos diez días.
La presencia de un niño con síntomas críticos de la enfermedad en el Hospital de Puerto Argentino causaba preocupación en la población, mientras que varios isleños con indicios similares optaron por autoaislarse.
Al menos una sexta parte de los tres mil habitantes insulares es considerada población de riesgo.
«No sabemos si tenemos el virus aquí. Hay una sospecha muy fuerte de que lo hagamos. Tenemos un niño que fue hospitalizado con sospecha de coronavirus», sostuvo la legisladora malvinense Leona Roberts.
«En este momento estamos a ciegas», advirtió en declaraciones al sitio Sky News.
Las Malvinas tiene disponible un puente aéreo con Londres a través de un avión de la Real Fuerza Aérea (RAF) que cubre el extenso trayecto dos veces por semana.
A lo largo de varios días los vuelos estuvieron suspendidos, porque el Gobierno de la Isla Cabo Verde, en medio del Océano Atlántico, donde realizaba escala, se negó a dejar aterrizar al avión Voyager que cumple el servicio por temor a la pandemia.
Después de varias semanas, el primer vuelo llegó este viernes, luego que el Gobierno británico lograra que llegara a buen puerto una serie de gestiones para encontrar como escala alternativa a Senegal.
El lunes pasado, el Gobierno Argentino, a través del secretario de Malvinas, Daniel Filmus, ofreció colaboración humanitaria a la Embajada Británica en Buenos Aires para los habitantes de las islas, a los que no les llegan los habituales vuelos desde Brasil y Chile, algunos de ellos con escala en territorio argentino, por las restricciones en las naciones sudamericanas.
En un comunicado, la Argentina ofreció a Malvinas «colaborar con los habitantes a través del envío de alimentos frescos, insumos médicos o test para detectar el virus causante del Covid-19».
No obstante, las autoridades británicas de las islas, entonces, no se mostraron muy interesadas en la ayuda y no cayeron bien algunas palabras del funcionario argentino, quien sostuvo: «Las Malvinas son parte del territorio nacional y es nuestra responsabilidad expresar nuestra solidaridad con sus habitantes».
Para la legisladora Roberts, el ofrecimiento tiene incluido un «lenguaje político» y es «muy difícil verlo como una ayuda humanitaria».