Activar el “snooze” para quedarse en la cama “cinco minutos más” puede no ser el más recomendable de los hábitos, ya que quien lo hace no se levanta descansado. Esto se debe que, al retrasar la alarma, se vuelve a activar de nuevo el ciclo de sueño y entonces, al despertar, es frecuente sentir abombamiento, según explican expertos.
Cuando se apaga la alarma por segunda vez, es probable que ya se curse en una etapa del sueño más profunda, de manera que no se activan por completo los mecanismos de vigilia y esa somnolencia o aturdimiento se prolonga.
Según una encuesta realizada en el Reino Unido por un equipo del programa Body Positive, de la BBC, un 46% de los consultados no se levanta cuando suena la alarma y prefiere quedarse en la cama, posponiéndola, a menudo, varias veces. Pero según el doctor Joaquín Terán Santos, presidente de la Sociedad Española de Sueño (SES), esta conducta delata «la falta de sueño» que sufre gran parte de la sociedad.
De acuerdo con Terán no existe «una respuesta científica absoluta» sobre los posibles efectos adversos de posponer la alarma del despertador. «Sin embargo, hay un cierto nivel de conocimiento en base a las observaciones que se hicieron sobre los ritmos biológicos del sueño», agregó.
“Cuando alguien necesita despertarse usando varias alarmas, a menudo hay una falta de sueño detrás de eso” y ese défitit “repercute en la actividad diaria”, enfatizó el médico.
Por su parte, el doctor Eduard Estivill, experto en medicina del sueño, «a nadie le cuesta despertarse si duerme ocho horas seguidas todos los días. Sólo les sucede a los que duermen menos de las horas necesarias”.
“Cuanto más se rompe el sueño, peor es la calidad de descanso. Por lo tanto, el único consejo es que debemos dormir las horas necesarias todos los días de la semana», agregó. Fuente docsalud.com