Macri viaja mañana a Quito para la asunción del nuevo presidente de Ecuador, Lenín Moreno. Como jefe del bloque de la Unasur, el miércoles liderará una reunión en la que se prevé que se debata el tema de la crisis en Brasil.
La convulsionada semana política que atravesó Brasil luego de que su presidente Michel Temer se viera involucrado en una grabación en la que avala maniobras de corrupción, repercute en la Argentina por el impacto que representa que su principal socio comercial se vea debilitado, pero también es seguida de cerca a nivel regional. En ese contexto, el traspaso del mando que se dará este miércoles en Ecuador, cuando asuma como jefe de Estado Lenín Moreno, servirá para poner esa preocupación sobre la mesa cuando se reúnan los países que integran Unasur, bloque presidido desde abril por Mauricio Macri.
En la cumbre en Quito, en el edificio Néstor Kirchner, el Gobierno tiene como propósitos centrales impulsar una convocatoria a elecciones en Venezuela y promover la candidatura de José Octavio Bordón, actual embajador nacional en Chile, como secretario general pro témpore del organismo. Si bien Macri no lo pondrá en agenda, el tema se debatirá, ya que estarán presentes la mayoría de los presidentes de una región que tiene como actor protagónico a Brasil.
Macri, tras regresar de Japón, expresó en una entrevista con el diario La Nación que «en Brasil las instituciones funcionan y la justicia es verdaderamente independiente», aunque reconoció que «lo preocupa» la crisis política del país vecino. En ese discurso coincidieron la canciller Susana Malcorra y el ministro del Interior Rogelio Frigerio, entre otros, aunque puertas adentro de la Casa Rosada, aun reconociendo la incertidumbre económica que genera tener al gigante de la región debilitado, la bajada de línea es clara: «No hay que meterse en este tema, no tenemos que especular sobre el impacto porque no sabemos cómo va a ser su desenlace».