El gobierno busca reducir los $900 millones de déficit mensual que tiene la obra social. La intención es que dejen de entregarse «primeras marcas». La medida administrativa no afecta la cobertura para los 5 millones de jubilados.
Las tres cámaras de la industria farmacéutica recibieron telegramas de «rescisión» del acuerdo que el PAMI firmó hace 90 días. No obstante, la medida administrativa no afecta la cobertura para los 5 millones de jubilados que seguirán recibiendo, normalmente, sus remedios. El PAMI destina por año unos 34.000 millones de pesos para medicamentos.
«En una obra social sindical el gasto en medicamentos representa el 18% y en una prepaga el 21%: El PAMI debería estar en 25% pero está en 32%», confió a Clarín una fuente oficial.
«Nos rescinden un contrato que firmaron hace 90 días. Fue el mismo gobierno, no fueron marcianos», dicen en la industria y plantean que en la reunión que tuvieron Sergio Cassinotti, titular del PAMI les adelantó que habría cambios pero no que anularía el convenio.
«Es la cuarta renegociación en un año y medio de gobierno», disparan y escarban un poco más: «quieren disfrazar que buscan hacer un ajuste».
En marzo, la obra social gastó casi 3.000 millones en remedios. En la primera parte del año, ese renglón del presupuesto aumentó a razón de 200 millones por mes.
Según los datos que mostró Cassinotti, en 2016 el gasto se mantuvo estable en los 2.300 millones por mes. «¿Cómo aumentó en tres meses a 3.000 millones si la cantidad de medicamentos se mantuvo?», tiran la piedra cerca de nuevo director.
Cassinotti avisó: el PAMI tiene un déficit de 900 millones mensuales y tiene el objetivo de reducirlo.
El funcionario pide que dejen de entregarse «primeras marcas» y se reemplacen por otras marcas (no genéricos) que son más baratas, establecer auditorías compartidas y poner un techo del gasto en el renglón medicamentos que no debería superar los 2.400 millones por mes.