Las dos conductoras más importantes de la televisión argentina estuvieron en la reinauguración de la sala marplatense, después de más de tres años de estar cerrada. Con alfombra roja y una multitud esperándolas en la puerta, ambas fueron a ver el show de Les Luthiers.
Un vallado de una cuadra y una alfombra roja le dieron marco a la presencia de Mirtha Legrand y Susana Giménez en Mar del Plata, que estuvieron en la reinauguración del Teatro Tronador, que había cerrado sus puertas en 2015. El telón de la emblemática sala volvió a abrirse con un show de Les Luthiers, al que además de las divas, asistieron diversas figuras del espectáculo.
Sobre calle Santiago del Estero una multitud se agolpaba contra las vallas a lo largo de toda la cuadra, mientras los empleados de seguridad de riguroso traje negro intentaban contener a los periodistas. Los balcones de los edificios ubicados frente al teatro fueron palcos de lujo para familias, parejas y grupos de adolescentes de vacaciones, que analizaban la escena desde lo alto.
A las 19:20, sólo diez minutos después de lo que estaba previsto por la organización, la gente empezó a gritar y anunció que un auto comenzaba a atravesar la alfombra roja que se extendía hasta la esquina. En un Mercedes Benz color gris llegó Mirtha Legrand, con un vestido rosado, que se acercó a las cámaras y posó para que le tomaran imágenes sin interactuar con la prensa.
Fue diez minutos más tarde, mientras los fotógrafos todavía chequeaban en sus cámaras si habían logrado captar bien a la diva de los almuerzos, que los gritos volvieron a sentirse. Otro Mercedes se abría paso por Santiago del Estero y estacionaba en la puerta. Enérgica, de animal print y lentes oscuros, Susana Giménez salió del coche y saludó ante la ovación ensordecedora de la multitud.
Ambas representan las dos visitas del espectáculo más importantes de la temporada, dos figuras a la altura de las circunstancias. Y es que por la sala que acaba de reinaugurarse pasaron Alberto Olmedo, Mariano Mores, Jorge Porcel, entre muchos otros artistas de primera línea. La sala es un emblema de Mar del Plata, que tras más de tres años de trabajo vuelve a abrir totalmente renovada.
Poco antes de la llegada de Mirtha y Susana, por el hall del teatro ya deambulaban el empresario Marcelo González y su socio Guillermo Seita, las dos personas que desde hace más tiempo soñaban con este día. Luego de que el teatro cerrara en 2015 y de más de tres años de remodelación, fue Les Luthiers el encargado de hacer los honores sobre el escenario.
Uno de los primeros en llegar al Tronador fue el platero Juan Carlos Pallarols, quien además confeccionó placas con los nombres de Mirtha y Susana, que estuvieron en los palcos desde los que cada una vio el show humorístico. Pallarols tiene historia con el Tronador, ya que en el foyer del teatro hay una obra suya: un lobo marino hecho con restos de aviones ingleses de la Guerra de Malvinas, que sostiene una rosa con los nombres de los 44 tripulantes del ARA San Juan.
Pero esta noche, cunado a las 21:00 el telón volvió a abrirse ante las 790 butacas, significó sobre todo la recuperación de un espacio emblemático. Ahora, tras su completa renovación y habiendo sumado tecnología de última generación, el Tronador albergará todo tipo de obras y conciertos de nivel internacional, que le devolverán el brillo de las viejas épocas doradas a un espacio que fue testigo de las más grandes figuras.
“Se inauguró por primera vez en 1979 y desde ese entonces no le hicieron nada. Todo lo que tenía el teatro adentro lo doné a la ONG Gama. Sólo dejamos las paredes, lo levantamos 10 metros y adosamos locales y cocheras para poder emplazar el teatro como lo pidió la gente del Teatro Colón. Ellos hicieron un protocolo y yo lo seguí, por supuesto modernizado”, había explicado Marcelo González, uno de los dos dueños, antes de la reapertura.
Durante estos años de remodelación, varios famosos viajaron exclusivamente a Mar del Plata para conocer el nuevo edificio. Marcelo Tinelli, Nelson Castro y decenas de actores que recorrieron el lujoso foyer de mármol, los exclusivos camarines y la sala principal.
“Tiene un escenario desmontable hecho por torneras chilenas especializadas, accesos directos desde las cocheras a los palcos, siete niveles acústicos, todo lo necesario en cuanto a salidas de emergencia, sistemas de escape y servicios para discapacitados, cada butaca está hecha a mano…”, enumeró el empresario.