Por el 34º aniversario del Hundimiento del Crucero A.R.A. General Belgrano, la Municipalidad de Gualeguay organizó una serie de actividades en su conmemoración.
Por la mañana se realizó una Charla, donde se convocó al único periodista argentino que cubrió este hecho bélico: Nicolás Kasanzew. La Conferencia tuvo lugar en el Salón de Actos de la Escuela Técnica Nº 2 “Olegario V. Andrade”. Participaron alumnos, docentes, periodistas, autoridades, ex combatientes, fuerzas vivas, y vecinos de nuestra ciudad, quienes escucharon atentamente relatos y audiovisuales que Nicolás trajo para compartir.
Expuso sus vivencias y las de los soldados que entrevistó durante la guerra en la Isla de Malvinas. Relato y material audiovisual, como verdadera historia acerca de lo sucedido, evaluando ante el público que mucho de lo que pasó “se ha escondido”.
Almuerzo de Camaradería
La agenda de actividades coordinadas por Ceremonial y Protocolo de la Municipal continuaba al medio día. Se programó un almuerzo donde los invitados fueron los Ex Combatientes junto al periodista y autoridades municipales.
Por la tarde, el Acto tuvo lugar en el Monumento de Rotonda Norte de nuestra ciudad, cerrando con las palabras de Nicolás Kasanzew, quien emocionó a todos los presentes con historias sobre el Crucero.
Prensa Municipal realizó una entrevista al reconocido corresponsal, donde cuenta cómo surge su visita a Gualeguay, su experiencia en la isla y cómo lo vive 34 años después:
“De repente me llama alguien y me pregunta si quiero dar una charla, cuando se trata de hablar de Malvinas estoy siempre dispuesto”-manifiesta Kasanzew quien se predispone abiertamente a contar su historia: “Durante estos 34 años descubro todos los días cosas nuevas. Es una historia tan compleja y rica, pero oculta durante todo este tiempo, por eso sigo adelante. Estos encuentros son propicios para seguir conociendo datos nuevos y poder dar a conocer lo vivido allí, ya que ha habido una convergencia de ocultamiento tanto por el lado de los militares y como por el lado de los civiles, que la sociedad argentina hasta ahora no sabe que paso en Malvinas”.
El periodista, en lo personal, expresa que lo sucedido en aquel momento “son vivencias muy intensas. Haber estado en la única guerra en 120 o 130 años de la historia argentina, una guerra noble, justa, por una causa como las Malvinas, que es la única causa nacional en la que está de acuerdo el 99 % de los argentinos. Haber estado codo a codo con los soldados en esa oportunidad. Hay un antes y un después en mi vida a raíz de eso”.
-¿Cómo lo vive hoy, aquí?
“Estar compartiendo esta fecha, son emociones muy grandes; encontrarse con los combatientes, porque a todos nos une un hilo invisible de haber compartido la misma experiencia y pueden pasar 34 años pero nos vemos, y es como si nos hubiéramos visto ayer, y nos sentimos hermanados en esa causa”.
-¿Cómo fue aquella cobertura?
“Fui con mi camarógrafo, lamentablemente hoy fallecido, y con un ayudante. Pero este tuvo un ataque de pánico en el primer bombardeo y lo tuve que mandar al continente, que eso también pasa que hay algunos organismos que no soportan la tensión extrema. El camarógrafo, en tanto, podría haber sido un granadero de San Martín, ya que San Martín expulsaba del regimiento a quien se agachara cuando sonaban las balas, y mi camarógrafo filmando nunca se agachaba porque no iba a arruinar una toma”.
Miserias y grandezas. Lo que se sigue ocultando
El corresponsal deja miles de vivencias y recuerdos gratos y los no tanto. En esta rica oportunidad, y ante miradas expectantes de quienes estaban alrededor, sigue contando:
“La gratificación de haber pensado que sembré aunque sea una duda, que la gente no me crea a mí tampoco, pero que a raíz de mi charla revisen sus prejuicios, los preconceptos, esas idea -fuerzas mendaces que le han metido en la cabeza, que aplique ese sentido común y vea que fue realmente una gesta con sus miserias y también con sus grandezas que son las que se ocultan”.
Soldados: Chicos Vs. hombres de Guerra
“No hay cosa más infamante que a nuestros soldados les sigan diciendo chicos de la guerra” –declara abiertamente- “No eran chicos, pelearon como hombres, es una falacia terrible, minimiza y victimiza a soldados que por ejemplo fueron capaces. Un soldado de 18 años de abatir al jefe máximo caído en la guerra que era el teniente Coronel Jonns, lo abatió un soldado de 18 años. Además es una mentira porque históricamente pelearon los soldados de esa edad y mucho más jóvenes. Los ingleses tenían soldados de 17 años. Victimizar a nuestros combatientes es insultarlos y es insultar la verdad histórica”.
-¿Si tuviera la máquina del tiempo y pudiera volver al ´82, que haría?
“A sabiendas de lo que me iba a pasar, de que me persiguieron, me calumniaron. Haría todo de nuevo igual, menos una cosa: yo mandaba mi material, que grabábamos en peligro, con mi camarógrafo, convencidos de que, bueno una parte la censura lo iba a revisar y borrar, porque que afectaba la seguridad de nuestros soldados”.
“Estaba informando sobre la guerra. Cuando vuelvo, me entero que el 95 % del material había sido borrado. Lisa y llanamente….entonces, imaginarás que sangro por la herida”, admite Nicolás, Periodista que tiene en su haber profesional numerosos trabajos en medios internacionales, en EE UU, nominado al Premio Emmy, cubrió Conflictos bélicos en Nicaragua, El Salvador, Líbano, e Irak.
“Lo que si haría diferente es que – continúa tranquilo el relato- trataría de sacar el material de contrabando, y no mostrárselo a la censura, para que quede aunque sea para la historia. Porque tenía discusiones con mi sensor, Capitán Rodríguez Mayo, donde yo decía ´guárdatelo vos, pero no lo destruyas, es historia´”.
Fotos. Idas y vueltas. Prohibiciones y amenazas.
“No soy fotógrafo profesional -aclara Nicolás- pero tenía una cámara e iba sacando fotos de la vida cotidiana de los soldados. Más de 300 fotos del Combate 1° de Mayo, había héroes en esas fotos y desaparecieron. Los primeros siete rollos que mandé por derecha al Continente con una carta a mi mujer decía: ´las fotos que comprometan a Defensa que se las quede Inteligencia, pero las demás son mías”.
¿Qué paso con esas imágenes?
“Se quedaron con todas las fotos. Cuando mi mujer fue a reclamarlas la amenazaron. No las vendieron, las destruyeron. Si las hubieran vendido, habrían aflorado en algún lado”.
“A partir de ese momento seguí sacando mis fotos, pero de contrabando, porque me obligaron hacerlo así. Ese es el cambio fundamental que haría. Lo que siempre vale la pena contar”.
¿Un capítulo de su libro lleva el nombre “Has la guerra y amarás”, nos menciona algo acerca de esto?
“El peligro te hermana mucho con la persona que tenes al lado. Podes no conocer su nombre y haberte encontrado con él por primera vez en la vida, pero si vos sabes que te puede caer en cualquier momento una bomba de 500 kilos en la cabeza lo querés como si fuera más que un hermano. Eso afecta como un hilo invisible conductor, así no te veas con él por 34 años, te reencontras y seguís siendo hermano”.
Más allá del sufrimiento, surge una luz de esperanza
En conceptos de Kasanzew, la guerra es “una barbarie. La guerra es un horror, pero también florece ese amor que nace de compartir el peligro, de querer ayudar a tu prójimo”.
“Si vos hablas con los excombatientes, no solo los argentinos, sino de cualquier nacionalidad y le preguntas vos peleaste por la patria, y te va a decir en un sentido abstracto sí, pero en el sentido real, no es ni por la patria, ni por la gloria, ni por el honor, sino por el tipo que tenes a tu derecha y el tipo que tenes a tu izquierda, por los cuales das la vida”.
Nicolás fue reportero de TV y Prensa Gráfica de la Argentina en el Frente de batalla; trabajó en Canales 7, 11 y 13 de Buenos Aires y Cadenas CNN, Telemundo, Univisión y NBC. Por su cobertura, fue Condecorado con Medallas por parte del Congreso de la Nación Argentina.
Su presente: Productor; ha hecho dos discos compactos de canciones que relatan historias de la guerra bajo el título “Quijotes de Malvinas”. Escritor de los libros: “Malvinas a sangre y fuego” (1982) y “Pasión según Malvinas” (2008).
Su futuro, seguramente y como parte de nuestra responsabilidad, es que se mantengan vivos sus relatos, testimonios, resonado sus canciones por escuelas, instituciones, hogares, y caminos que nos hagan afirmar: “Yo los vi volverse inmortales” (N. K).