La Corte Suprema allanó el camino para ser extraditados como pidió España para ser juzgados por delitos de narcotráfico. Aquí los detalles de qué se los acusa.
Tras el hallazgo del cargamento en aguas internacionales, los tres entrerrianos fueron detenidos, pasaron un tiempo en prisión hasta que se les otorgó la excarcelación y entonces huyeron de España. Entre 2013 y 2015 estuvieron detenidos en la cárcel de Paraná, hasta que fueron liberados por la demora que llevaba el trámite para su extradición, y los tres siguen viviendo en la capital provincial.
Hace unos días, la Corte Suprema hizo lugar a la extradición (ver adjunto), ratificando el criterio que había tenido el juez federal Leandro Ríos en marzo de 2013. El trámite ahora continuará por la vía administrativa, es decir, la última palabra la tiene el Poder Ejecutivo Nacional, que debe habilitar la extradición de los tres entrerrianos. Si bien el tratado firmado entre Argentina y España admite la posibilidad de que los países rehúsen la entrega de nacionales, también hay un compromiso de ambos en la lucha contra el narcotráfico, por lo que se descarta que se imponga este último criterio.
Operación Tránsito
La investigación en la que están acusados los tres entrerrianos se remonta a doce años atrás. El 20 de junio de 2004, el Cuerpo Nacional de Policía español decomisó de 521 kilos de cocaína en el interior de un velero que viajaba en aguas internacionales, por el Océano Atlántico, con destino a Portugal, procedente del Caribe, más precisamente desde República Dominicana.
Los investigadores lograron determinar que el velero “Revoleo” partió desde un puerto de Portugal y después de realizar diferentes travesías durante meses, con el propósito de despistar a las autoridades españolas y francesas, tomó alta mar, recibió el cargamento de droga desde un barco nodriza y volvió nuevamente a su punto de origen, desde donde la cocaína sería trasladada a España.
En el procedimiento fueron detenidas doce personas, de diferentes nacionalidades, que integraban una organización internacional dedicada al tráfico de estupefacientes desde Sudamérica a Europa, y la Audiencia Nacional de España determinó que los tres entrerrianos eran responsables de la logística de la organización. Concretamente se les atribuyó la responsabilidad en la falsificación de documentos, pasaportes, tarjetas y otros instrumentos para los integrantes de la banda narco. La investigación avanzó inclusive hasta determinar que Cicchitti, Villarreal y Fabro, aparentemente, facilitaban también algunos negocios económicos a la organización.
El artista y sus discípulos
Cicchitti, alias Rabito o Caco, es un fotógrafo paranaense y está considerado como uno de mejores falsificadores de documentos en todo el mundo. La Policía encontró en su departamento madrileño un verdadero laboratorio clandestino con todos los elementos necesarios para la falsificación de documentos, permisos de residencia españoles, pasaportes de distintos países, tarjetas de crédito, permisos de conducir, etcétera.
Para la justicia española, Cicchitti es quien tenía la función principal, que consistía en confeccionar las documentaciones falsas necesarias para facilitar la actividad del resto de los integrantes. “Es uno de los elementos aglutinantes de la estructura organizativa”, dice el auto de procesamiento dictado por el juez español. En la tarea de confección de la documentación apócrifa lo asistía el diseñador gráfico Villarreal, también paranaense, que había sido convocado por Cicchitti para ser parte de la organización y se alojaba en un departamento que éste le alquilaba en Madrid.
Por su parte, Fabro, un agricultor concordiense jubilado, tenía a su cargo el almacenamiento y la distribución de la droga. La justicia española llegó a determinar que en los días previos a la llegada del velero al puerto de Lisboa, la mayoría de los miembros de la organización se desplazaron a Portugal para establecer su infraestructura y supervisar la recepción del cargamento de cocaína. El responsable de esa logística era Fabro.
Por estos hechos, fueron acusados por delitos contra la salud pública (tráfico de estupefacientes), falsedad documental y tenencia de útiles para falsificar documentos. Los tres pasaron cuatro años detenidos en España hasta que la justicia los autorizó a regresar a la Argentina. En 2013 fueron nuevamente detenidos.
Reformó la cárcel
El periodista Daniel Enz, autor del libro Los hijos del narco, señaló que “Cicchitti revolucionó la cárcel de Paraná a partir de su ingreso” y aseguró que “pagó de su bolsillo a varios reclusos expertos en construcción (les abonaba 150 pesos por día), hizo reformar el pabellón donde se alojaba y lo dejó en perfectas condiciones para poder estar más cómodo”.
Consignó, también, que “tiene dinero en cuentas en el exterior” y que “a su mujer, de origen colombiano, le compró una coqueta vivienda en calle Santiago del Estero, donde ella reside junto a otros familiares del mismo país y desde la cárcel fue controlando palmo a palmo la serie de importantes modificaciones que le fueron haciendo a la residencia”. Desde el 19 de mayo del año pasado, también él habita esa propiedad. Habrá que ver ahora por cuánto tiempo más.