El cuádruple femicida Ricardo Alberto Barrera (85) murió este lunes en un geriátrico de la localidad bonaerense de José C Paz. Estaba internado desde el 10 de marzo con problemas de próstata y un incipiente mal de Alzheimer. Tenía 85 años.
El odontólogo platense se encontraba en el geriátrico «Del Rosario» de la localidad bonaerense de José C. Paz y su muerte se produjo por «causas naturales», ya que desde marzo pasado arrastraba problemas de próstata y de Alzheimer.
En 1995 Barreda había sido condenado a prisión perpetua por asesinar a escopetazos el 15 de noviembre de 1992 en su casa de La Plata a sus hijas, Adriana, de 24 años y abogada, Cecilia, de 26 y odontóloga, a su esposa, Gladys McDonald, de 57, y a su suegra, Elena Arreche, de 86.
El múltiple femicida primero negó la acusación del cuádruple crimen e intentó hacer pasar el hecho como un robo a su casa, pero finalmente confesó, y fue condenado a reclusión perpetua por triple homicidio calificado y un homicidio simple.
El acusado indicó que tomó esa determinación como consecuencia de una «una reacción» suya «a los maltratos y humillaciones» que recibía de todas ellas.
Luego de varios intentos judiciales, Barreda logró que en 2008 le concedieran la prisión domiciliaria y se fue a vivir a la casa de su pareja Berta «Pochi» André, a quien conoció cuando lo iba a visitar a la cárcel.
Pero en 2015 se tuvo que ir de esa vivienda porque «Pochi» murió a raíz de un problema neurológico que se le agravó.
En diciembre de ese año se le concedió a Barreda la libertad condicional y en mayo de 2016 se declaró «extinguida la pena impuesta» y se hicieron «cesar las accesorias legales impuestas».
El múltiple femicida pasó sus últimos años en la pobreza, ya que luego de lograr la libertad condicional vivió un año entre los pasillos del Hospital General Villegas de Pacheco, donde se decía que simulaba ser otra persona, que amenazaba a médicos y enfermeros.
Posteriormente, fue internado por un breve período en el hospital Eva Perón de Tigre y finalmente se fue a vivir al geriátrico de José C. Paz.
«Tenía un mal estado general, sufrió un paro cardiorrespiratorio. Estaba parcialmente lúcido, no tenía problemas con las personas del lugar. Se lo veía tranquilo», contó una persona del asilo al portal Infobae.