¿Frente al posible caso Roswell argentino? El hecho ocurrió durante la gran oleada ovni del ‘68
Una niña que hace 48 años jugaba con una amiguita en un terreno situado frente al Tiro Federal de Gualeguay, Entre Ríos, fue testigo directo de un caso que de confirmarse sería una suerte de caso Roswell argentino ya que esa nena halló y tuvo en sus brazos a un pequeño humanoide.
El episodio sin duda singular fue reportado a investigadores de la Fundación Argentina de Ovnilogía (FAO) por una mujer hoy de 53 años que fue la chiquita de aquella historia increíble que siempre tuvo en su memoria y que ahora reveló al equipo de ufólogos que la entrevistó.
Teresa, como simplemente se identifica la testigo, narró que una tarde de verano de 1968, cuando tenía 5 años y se encontraba jugando en un terraplén lindero al predio del Tiro Federal de Gualeguay, vio que algo se movía entre las malezas.
Curiosa, se acercó al lugar y vio que lo que se movía era algo que no olvidaría jamás: un ser diminuto, desnudo y ojos grandes que expresaban una mirada lastimera, parecía estar pasándola mal en un charco de agua en el que estaba tendido boca arriba.
Dominada la impresión inicial, la nena tomó a lo que hoy sigue refiriendo como «hombrecito» y le dio cobijo entre sus brazos, con lo que pudo experimentar la piel fría y «patinosa» del ser que tenía, además, una cabeza prominente y desproporcionaba respecto a su pequeño cuerpo y brazos extremadamente delgados.
«La mujer no recuerda haber observado la nariz de ese hombrecito, que tendría unos 20 centímetros de altura a juzgar por el espacio que ocupaba entre el cuello y el ombligo cuando lo tomó en sus brazos» puntualizó Luis Burgos, el director de la FAO, el nucleamiento ovnilógico que estudia este caso.
En el relato que Burgos colgó en su página web aporta también la entidad hallada por la entonces Teresita «tenía la piel como la del pollo y con un tinte anaranjado», apuntó que carecía de pestañas y cejas, y en la fantasía infantil, la nena creía estar en presencia de un muñeco viviente. Pero el hallazgo iba tener un final oscuro. «El padre de la amiga que estaba con Teresa era el encargado del Tiro Federal, por lo que las dos nenas fueron hasta donde el hombre se encontraba para mostrarle el hallazgo que tuvo contó Burgos- una reacción inesperada. Casi por la fuerza el hombre le quitó a Teresa la criatura que llevaba en sus brazos y tras reprenderla severamente, se fue con la entidad a la que nunca volvió a ver y por la que cada vez que se cruzaba con el padre de su amiga, le recriminaba: «me robaste al hombrecito».
El ET entrerriano
La vida de Teresa siguió su rumbo, vino a vivir al Conurbano Bonaerense y cuando 25 años después regresó a Gualeguay, le fue imposible reconstruir la historia sobre el extraordinario hallazgo de su infancia. Pero vio parecido a aquel hombrecito con los humanoides de la películaCocoon, aunque bastante más grandes, y lloró de emoción cuando vio «ET, el extraterrestre», el film de Steven Spielberg. Hay un detalle más que puede tener vinculación con el episodio de 1968 y sobre el cual focaliza el equipo de FAO: Teresa, quien con los años pudo reproducir en cerámica la figura de su hombrecito, experimentó en su adultez diversas vivencias paranormales. Fuente diario Popular