Hacía 37 minutos que Fernando Pastorizzo yacía muerto en calle General Paz al 400 de Gualeguaychú, cuando la imputada envió dos mensajes. Los mismos irían contra la estrategia de la defensa de señalar que los disparos fueron accidentales.
Tres declaraciones y tres versiones diferentes ha planteado la acusada de matar a Fernando Pastorizzo en la madrugada del 29 de diciembre con el arma reglamentaria de su padre.
Pasó de ser pareja durante cuatro años a no tener relación con él. Del desconocimiento total del crimen enterándose por un llamado telefónico de la madre de Fernando, al «fui yo sola», demostrando saber utilizar armas.
En su último testimonio, relata ser la víctima de un presunto caso de violencia de género, donde accidentalmente hay «explosiones» que la dejaron sorda y asustada. En la primera «explosión», el tiro impacta en la espalda de Fernando y en el segundo tiro que salió «accidentalmente» según Galarza, la bala impacta en el pecho de la víctima.
Los mensajes de las 5.52 AM
Hacía 37 minutos que Fernando yacía muerto en calle General Paz al 400, cuando la imputada envía dos mensajes: «La podés cortar?», dice el primer mensaje enviado a las 5:52:02.
Luego envía un segundo texto de WhatsApp: «Ya te dije que no me vi con nadie», a las 5:52:32 AM del 29 de diciembre de 2017.
Si la imputada hubiera sido testigo presencial de «un accidente» ¿por qué envía ese contenido al celular de Pastorizzo?
Además, dice haber ido hasta la casa de Fernando a buscar el cargador de su celular en horas de la madrugada. Si eso es cierto ¿por qué estaba el cargador en la casa de una persona con la que había cortado todo tipo de relación desde hacía tiempo?, resalta el diario El Día
Esas preguntas y muchas más son las que Nahir Galarza se negó a responder en su tercera declaración. La coartada se presenta débil y llena de contradicciones, afirma el medio periodístico de Gualeguaychú.