El juez le concedió una “excarcelación extraordinaria” por motivos de salud. Pero, por ahora, le mantiene la imputación por “homicidio”. Le fijaron una fianza de 1.000.000 de pesos
Cuatro días después de la secuencia que no olvidará jamás, el médico Lino Villar Cataldo (61) recibió anoche una buena noticia. La Justicia ordenó su libertad después de que fuera detenido el viernes a la noche, cuando mató de cuatro tiros a unos de los ladrones que intentó robarle el auto cuando salía de su casa, en Loma Hermosa (San Martín).
Sin embargo, el médico seguirá imputado por el delito de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego” y tendrá que pagar una fianza de $ 1.000.000 de pesos en caso de no presentarse nuevamente. Con la aprobación de la fiscal del caso, Diana Mayko, y a pesar de que este delito no es excarcelable, el juez de Garantías de San Martín Lucas Oyhanarte resolvió en favor de Villar Cataldo con una medida extraordinaria por razones de salud. Al cierre de esta edición se esperaba que regresara a su hogar.
La medida judicial se conoció horas después de que durante el mediodía se llevara a cabo la audiencia oral de las partes ante el magistrado. En esa instancia, el abogado de Villar Cataldo, Diego Szpigiel, había pedido la excarcelación de su defendido por considerar que no había riesgos procesales; es decir, que no hay posibilidades de que durante la investigación el médico imputado se fugue o amence a algún testigo.
De hecho, ese fue el tema de la audiencia, donde según Szpigiel no se trataron los hechos ocurridos el viernes, cuando Villar Cataldo disparó cuatro tiros contra Ricardo “Nunu” Krabler, el ladrón de 24 años que murió cuando intentaba huir con el Toyota Corolla que ya le había quitado al cirujano.
Según fuentes del caso consultadas por Clarín, la fiscal Mayko pidió mantener la acusación de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego” porque tiene dudas de cómo fue la secuencia que terminó con la muerte de Krabler.
La investigadora no descarta que lo de Villar Cataldo esté fuera del marco que contempla la legítima defensa, ya que de acuerdo con las fuentes consultadas por este diario, Krabler apareció muerto en la butaca del conductor del auto con su arma (un pistolón calibre .16) debajo de su cuerpo, lo que pone en duda la versión de Villar Cataldo. Es que el médico declaró que él disparó porque el ladrón le estaba apuntando y que dejó de hacerlo cuando el ladrón hizo lo mismo.
Pero esa situación sería imposible dado el lugar donde fue hallada el arma de Krabler, que además estaba descargada y sin gatillo; es decir, que solo servía para intimidar.
Para intentar establecer esta situación la fiscal Mayko pidió pericias en las armas, que recién comenzarían el 2 de septiembre. Una demora inexplicable en un caso tan sensible.
El hecho disparó nuevamente la polémica sobre cuándo se considera que la víctima de un robo actúa en legítima defensa -y, por lo tanto, es inimputable- al matar a un ladrón.
Para el abogado Szpigiel, Villar Cataldo actuó efectivamente en legítima defensa o, a lo sumo, con “exceso” (una figura que contempla penas máximas de 5 años). Por eso el lunes había pedido el sobreseimiento.
Según trascendió a través de Télam, en su declaración indagatoria del sábado el médico dijo que disparó porque temió por su vida, ya que el delincuente le apuntó con un arma y le dijo en dos oportunidades que lo iba a matar. Entre otras frases, Villar Cataldo recordó que aquel viernes, como cada día cuando sale de su consultorio, por seguridad agarró su Bersa Thunder Pro 9 milimetros y la apoyó en el cantero de su propiedad, detrás de la reja perimetral.
Luego relató que habló con un vecino, que subió a su Toyota Corolla automático, e hizo marcha atrás desde el garaje. Iba con la ventanilla baja y, cuando terminó de sacar el auto, advirtió la aparición de un hombre que llegaba corriendo y le apuntaba con un arma. “Se paró al lado del auto y, sin mediar palabra, me dio un culatazo en la cabeza. Me dijo: ‘Bajate hijo de puta que te mato’”, relató el médico, quien aseguró que no sabe quién abrió la puerta del auto, pero que sí recuerda que el ladrón lo tomó de la ropa y “con mucha fuerza” lo tiró al piso y se subió a su coche.
“Hizo marcha atrás y con la rueda delantera izquierda me pisó las dos piernas”, aseveró Villar Cataldo. Agregó que el asaltante avanzó con el auto hacia donde estaba él y que, como le dolían las piernas, rodó hasta la reja perimetral del consultorio y estiró la mano para agarrar su pistola, que estaba en el cantero.
“Cuando giré vi que el hombre tenía la puerta abierta y apuntándome con un pistolón me gritó: ‘¡Te mato hijo de puta, te mato, te mato!’”, detalló el médico, en una secuencia que, por el lugar donde apareció el arma del ladrón, generó dudas en los investigadores.
“Con todo el dolor que tenía, me incorporé, me corrí de la línea de fuego y empecé a disparar al bulto, contra el auto”, dijo sobre su reacción. También confesó que sintió mucho miedo. “Pensé que este sujeto me iba a matar con el arma con la que me apuntó y por eso disparé con mi arma”.
El viernes, con las pericias, se empezará a definir si las cosas ocurrieron como las relató. Anoche evaluaban las medidas para custodiarla, ante las amenazas que viene recibiendo por parte de la familia del ladrón. (fuente: Clarín)