Tras cumplir una condena por trafico de drogas logró pasar el fin de semana con los chicos, de 4 y 7 años. Su ex esposa se encontró con una escena aterradora
«Era un hombre enfermo que no merecía tener a los hijos en su casa. Pero la Justicia que tenemos… una asistente social que le dio permiso…», se lamentaba con lágrimas en los ojos Susana López, tía de dos chiquitos de 4 y 7 años que fueron asesinados en las últimas horas por su propio padre, un hombre «violento» que acababa de cumplir una condena por tráfico de drogas, quien luego se suicidó.
El escalofriante escenario que encontró ayer por la mañana María Fernanda López (28), mamá de los nenes, al llegar a la casa de su ex pareja, en la localidad cordobesa de Cruz del Eje, la dejó desencajada. Había hecho una denuncia a la policía por miedo a que el hombre se llevara a los chicos, pero nunca imaginó que llegaría tan lejos.
«¡Mató a mis hijos, este hijo de puta mató a mis hijos!», repetía la mujer a gritos frente al domicilio. «Ahora está dopada. Cree que van a volver a su casa», contó su hermana a los medios locales.
Jorge Guillermo Jerónimo (48) era conocido en el barrio por su trabajo como repartidor de soda. Sus vecinos tenían un buen concepto de él como persona y como padre, aunque conocían de su relación con las drogas. Sin embargo su cuñada lo describió como «un hombre violento» que desde que se juntó con su hermana «la vivió golpeando», aseguró.
Jerónimo había recuperado la libertad meses atrás, luego de cumplir una condena de dos años de prisión en una causa por narcotráfico que tuvo a la mujer como coimputada.Ambos eran adictos.
María Fernanda y Jorge estaban separados desde hacía tres años. Fruto de esa relación tuvieron a Jonás, el nene de 7 años, y Uma, de 4. De acuerdo al relato de los vecinos, el hombre no atravesaba un buen momento, se lo notaba nervioso, por momentos ido.
Este fin de semana le tocaba pasarlo con los niños en el marco de un régimen de visitas acordado tras la separación de los padres. Pasadas las 23 del domingo, y al ver que su ex pareja no retornaba con los chicos, María Fernanda comenzó a preocuparse. Con la sospecha de que se los había llevado, se presentó en la Unidad Judicial y denunció la desaparición del papá con las criaturas.
Fue a la casa y golpeó, pero nadie respondía y todas las ventanas estaban cerradas. Decidió esperar allí, sin dormir, con la esperanza de que regresaran. De repente tuvo la idea de levantar la persiana. Así alcanzó a ver el rostro de Jonás, que yacía sin vida sobre una cama de dos plazas, junto a la ventana. La escena sería aún peor. Cegada por la furia, María Fernanda rompió la puerta a patadas y entró a la casa. Allí encontró también a Uma, sobre un charco de sangre, y al hombre que mató a sus hijos, sentado sobre la cama, con la cabeza hacia un costado. En sus manos aún sostenía la escopeta con la que realizó los disparos.
El caso es investigado por el fiscal Raimundo Barrera, quien ordenó que la policía científica y forenses realicen pericias en la vivienda de Jerónimo y luego los cuerpos sean sometidos a autopsia.
Los investigadores dijeron que en la vivienda se hallaron varios cuchillos y una escopeta, con lo cual señalaron que se puede confirmar que tras matar a los niños el padre se suicidó.
La madre de los niños comentó a sus allegados que había radicado la denuncia por temor a que el hombre se hubiera llevado a sus hijos a otra ciudad. La mujer quedó shockeada tras hallar muertos a sus hijos, por lo que además de la contención familiar recibía asistencia psicológica.
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