El talentoso pianista y compositor Mariano Mores falleció a los 98 años, informó esta mañana uno de sus nietos, Gabriel Mores, en su cuenta de Facebook.
El talentoso pianista y compositor Mariano Mores falleció a los 98 años. Lo confirmó su nieto Gabriel a través de las redes sociales.
«Adiós ABUELO querido!!!! Te voy a extrañar mucho!! pero tu recuerdo y tu música estarán siempre en mi. Gracias por tu ejemplo de Vida. Q.E.P.D», publicó junto a una foto con el artista.
Bajo el nombre de Mariano Alberto Martínez, el pianista nació en el barrio porteño de San Telmo el 18 de febrero de 1918. Estudió música clásica y el profesorado en el conservatorio D`Andrea de Lanús pero, como todos los tangueros de su tiempo, completó su formación arriba de los escenarios.
A los 14 años trabajaba en el Café Vicente de la calle Corrientes. Fue primero acompañante del conjunto criollo La Cuyanita y luego pianista de Roberto Firpo.
Entre 1939 y 1948 fue el piano solista de la orquesta de Francisco Canaro y luego experimentó con sus propias formaciones, sea su sexteto rítmico o sus esquemas orquestales con rasgos sinfónicos.
Siempre tuvo una inclinación por combinar el gesto íntimo de la creación solista con los énfasis del music-hall. «Lo mío es el tango-espectáculo. Yo fui uno de los primeros que acercó el ballet al género, al que le di un sonido de orquesta, digamos lírico-popular», explicó sobre su controversial estilo.
No siempre se interesó por dejar registro de su obra. Tras un prólogo con el sello Mercurio, entre 1954 y 1969 grabó en Odeón, y desde allí, se desentendió de esa dimensión de su trabajo.
En 1994 volvió a las bateas con un disco en vivo, después de 22 años casi sin huellas en los estudios.
Incursionó en el cine como actor en cintas como «Corrientes… calle de ensueños!» (1948), «La doctora quiere tangos» (1949) y «La voz de mi ciudad» (1953). Fue pareja en la ficción de Mirtha Legrand y Diana Maggi.
«Son experiencias que hice, y no tengo de qué arrepentirme, por supuesto; pero en aquel entonces me hicieron galán y a mí no me gustaba la voz que me salía en las películas. Por eso no quise seguir», confesó en su tiempo.
La elocuencia de su obra y su gesto tuvieron, sin embargo, un correlato de modestia a la hora de enfrentar los micrófonos. Mores moldeó tangos que pronto se acomodaron a la etiqueta de «clásicos»: «El firulete», «Taquito militar», «Adiós Pampa mía», «Cuartito azul» o «Grisel».
«Yo nunca pude concebirme como demasiado importante en el tango -afirmaba-. Creo que soy uno más dentro de un mundo de gente que tiene un par de cosas para expresar.»
Las expresó hasta el 2011, cuando, por razones físicas, se alejó de los escenarios.