El payaso más conocido de Gualeguay;Payasadas, equilibrismo y malabarismo: el modo de Cletonto para provocar sonrisas

Se presenta así, sin más. Reconoce que si bien algunos saben su verdadero nombre, prefiere que la mayoría lo conozca como lo bautizaron los más chicos. Cletonto se llama así en las calles de la ciudad y también en las convenciones de payasos en las que se capacita.cleto3

Empezó siendo Cleto, su público luego lo transformó en Cletoto y “un día en un cumpleaños los niños me hicieron bullying (risas) y me dijeron Cletonto. Fue como un bautismo y qué mejor que los niños que siempre tienen las mejores ideas”, cuenta, mientras se niega a revelar su verdadero nombre. “A la gente le gusta cuando uno deja un poquito a la imaginación, además se perdería un poco el juego si los chicos se enteraran”.
A los 15 años, sin una razón visible, comenzó con el malabarismo, pero no fue hasta que culminó la secundaria y después de haber pasado por otros trabajos que pensó en el arte callejero como un medio de vida. “Conocí un amigo, que venía de una escuela de circo, y me enseñó algunos trucos, pero no pasaba de eso, nunca se me había ocurrido y no era una cosa que yo soñaba ser payaso. Se fue dando de a poco hasta que un día llegué a un semáforo y ahí fue surgiendo”, relata Cletonto (30).
Y agrega: “Una vez que me di cuenta que era una buena herramienta económica, empecé a pensarlo como un laburo, porque los malabares son buenos para despejarse, pero me di cuenta que era una herramienta para ganarse la vida y empecé a salir a convenciones de circo, a tomar clases, a viajar”.
-¿Te apoyaban en tu casa?
-Sí, pero si bien mi familia siempre me acompañó, la opinión del resto nunca me importó mucho, ya sea de la gente de afuera o de mi propia familia, porque yo hago lo que me gusta.cleto2

Prepararse para payaso
Cletonto se capacita permanentemente para ser payaso y malabarista. Asiste a talleres y convenciones de circo en diferentes puntos del país, al tiempo que mantiene una línea en cuanto a su estilo.
-¿Existen muchos lugares para prepararse?
-Sí, hay mucho circo en Argentina. En Rosario hay una Escuela Municipal de Artes Urbanas (EMAU), que es gratuita y con un nivel muy bueno, pero es difícil ingresar, tiene cupo limitado para una carrera de tres años. En Paraná también hay una escuelita municipal de circo, pero es un poco más abierta. Igual son lugares que tienen áreas de libre entrenamiento y uno va y entrena. En Buenos Aires hay muchos talleres particulares en centros culturales, donde hay que pagar para tomar las clases.
“Yo voy siempre que puedo, pero también aprendí mucho en las convenciones, que son campamentos de cuatro o cinco días que organizan los cirqueros de algún lugar. A esas convenciones va gente que sabe mucho a dar clases y otra que va, paga una inscripción y toma los talleres, que son de diferentes disciplinas”, explica el payaso y señala: “El malabarismo es como el todo, no sólo el hecho de jugar objetos hacia el aire e intentar agarrarlos, sino que entra malabares de contacto, equilibrio, monociclo, cuerda floja, son diferentes ramas del malabarismo. Además hay talleres de maquillaje, de acrobacia, de cómo armar y qué hacer en el show, de cómo interactuar con la gente. También se aprende mucho de los colegas, de la gente que uno admira y la ve trabajar”.
-¿Esos payasos que admirás trabajan en circos?
-No, principalmente trabajan como yo, en la calle, en plazas, en semáforos y hacen temporadas. Ahora viene la temporada fuerte para el arte callejero y hay gente que se va a la Costa.
-¿Los artistas del circo, propiamente dicho, se preparan tanto como ustedes?
-Son buenos, pero se preparan de otro modo, porque si nacés adentro del circo te enseña a hacer malabares tu papá. Sin embargo, yo he visto más nivel en la calle o en convenciones que dentro de un circo, porque si uno tiene la posibilidad de trabajar por su propio medio y ganarse la plata uno no necesita trabajar en un circo. Trabajar en un circo es más fácil que trabajar en la calle, porque uno va y cumple su horario y tenés tu sueldo. Yo soy más libre, me gusta el circo callejero, hacerlo por cuenta propia donde quiero y los días que quiero.
Para cada espectáculo en el semáforo de San Antonio y Belgrano o en la zona de juegos de la Costanera, Cletonto se prepara e invierte. “El estado físico es importante. Por ahí cuando uno es payaso solamente y no hace cierto tipo de destrezas no necesita tener tanto estado físico, pero yo soy payaso y también un poco malabarista y equilibrista, así que hay que estar en forma. Entreno los malabares un par de veces por semana, voy al gimnasio y salgo a remar, que son cosas que me gusta hacer además del circo”.
-Además hay que invertir en el material…
-Sí, uno debe tener el vestuario prolijo, hay que tener sonido para hacer un buen show y de a poquito se van comprando algunos materiales. Los juguetes con los que uno malabarea ahora se fabrican acá, pero antes se fabricaban en el exterior y no son nada baratos, digo las pelotitas, las clavas, los monociclos, los zapatos del payaso, todo tiene su valor y hay que ir invirtiendo para brindar un mejor show.
-¿Cómo fue que definiste tu estilo?
-El payaso siempre sale un poco de lo que es su persona y lo lleva hacia un personaje. Yo encontré en las rastas una buena peluca y elijo distintos peinados, ahora estoy utilizando un sombrero que las tapa, pero siempre hay algún efecto cuando me saco el sombrero o se cae o cuando me las ato y juego un poquito y digo que parecen víboras o que soy un monstruo. También vestirme antes de empezar es como un pre show, para ir convocando un poco de gente.
-Cletonto interactúa tanto con los chicos como con los grandes…
-Sí, hay que saber interactuar con los niños y con los grandes, porque el niño trae al papá al show, pero el papá es el que pone en la gorra, entonces hay que saber llegarles a todos. Me gusta interactuar con los niños, porque tienen muchas ocurrencias y está bueno, yo me divierto mucho, pero también me gusta interactuar con los grandes, me gusta el humor para adultos.
-Incluso colando la política…
-Un payaso siempre tiene que estar al tanto de la situación del país, cada uno tiene su postura y yo la planteo en el show. No hay que estar al margen de lo que pasa, si le va mal a uno nos va mal a todos.
-¿Siempre actuás solo?
-Generalmente sí, una o dos veces al año organizo la Varietonta y vienen amigos a actuar conmigo y por ahí algún domingo se puede llegar a sumar alguien de afuera. Este domingo, por ejemplo, viene una amiga para actuar en el show de Costanera y con Granito y Cururú, que es su compañera, hemos laburado, pero hay que tener algo un poco más armado.cleto1

Un modo de vida
-¿Se puede vivir del arte callejero?
-Parece que sí, porque yo hace ocho años que vivo de esto. Igual intento llevar un tipo de vida un poco diferente, no tan en el consumismo que vive la mayoría de la gente. Si quisiera comprarme un auto 0km se me complicaría un poco, aunque la juntaría igual a la plata, pero no es lo que necesito. En este momento estoy por irme de viaje por Latinoamérica y no va a ser en un auto, sino de mochilero.
Cletonto actualmente vive en zona de chacras, en una casa que él mismo construyó y que tiene una particular forma circular. “Es una casa bioecológica, de barro, madera, caña, alambre, postes de luz y sólo los cimientos y el contrapiso son de cemento. Es redonda, de siete metros de alto y seis redondos, con un entrepiso que es la pieza y abajo cocina comedor, living y una sala de juegos, donde malabareo y tengo para montar la tela y la cuerda floja”.
“La verdad que para ser payaso, la casa me salió bastante bien. Una vez laburé de albañil y con madera, así que aplicando los conocimientos adquiridos me hice la casa. Además tiene un parque divino”, reseña.
-¿Cómo es la gente de Gualeguay con el artista callejero?
-Es un pueblo muy cálido, conmigo que soy un artista local y para con los artistas que vienen de afuera también. Cuando han venido mis amigos a trabajar o gente que no conozco que pasa malabareando sé que gracias a nosotros, a que la gente nos aprecia, se le han abierto muchas puertas. Siento que me reconocen, los niños me saludan por la calle, la gente me respeta mucho y ya no me ofrecen tanto laburo como antes, que me ofrecían palas a cada rato (risas), ahora se han dado cuenta que no les voy a hacer caso y ya han parado, por suerte.
-Entienden que este es un trabajo…
-Seguro que hay gente que no lo entiende, hay gente que pensará que uno no se prepara para hacer lo que hace, pero yo he entrenado un montón y trato de hacer esto de la manera más prolija y lo mejor posible.
-¿También te reconocen cuando pasás la gorra?
-La gente es muy cálida en lo afectuoso, en el reconocimiento y en lo económico también. Yo cuando paso la gorra insisto en que cada uno debe poner lo que puede y desde el corazón, pero que también hay que saber reconocer. Es re fácil decir “es muy lindo lo que hacés”, pero no poner nada cuando paso la gorra. Siempre en mis shows digo que yo voy al supermercado o al cajero, aplaudo y aplaudo y no me regalan nada.
“Gualeguay —revela— es uno de los lugares en los que mejor me va, no sé si será por ser artista local o como reconocimiento de laburar tantos años, porque yo sigo haciendo lo que me gusta, sigo haciendo semáforo porque me gusta. Además el semáforo es una especie de cajero automático, sólo que en vez de largar billetes de 100 te larga de cinco o de 10 y a veces a mitad de semana se te acaba la recaudación del ‘finde’ y hay que salir a laburar un ratito para sobrevivir”.
-¿Te has aburrido alguna vez?
-No, encontré como una pasión en esto y cada vez me va mejor, así que lejos de aburrirme estoy más motivado. Lo que sí ocurre a veces es que uno se frustra, el show no le sale bien o hay poco laburo, pero no dudo y le busco la vuelta.

Dejar Gualeguay
Cletonto deja la ciudad en las próximas semanas. “Arranco para Brasil y después sigo para el Caribe, así que pienso que este viaje me va a llevar un par de años. La verdad que estaría buscando otro lugar para vivir, porque noto en Gualeguay y en todo Entre Ríos muchísima contaminación, muchísima soja y muchísimo cáncer. Quiero un modo de vida diferente, un lugar para vivir donde pueda trabajar, como acá que trabajo todos los fines de semana en el semáforo y dando funciones en la Costanera, pero quizás a orillas del mar, un poco más paradisíaco y menos contaminado”.
-¿Planeás volver?
-Sí, algún día voy a volver, porque tengo amigos y familia acá, pero más de visita, no a vivir. Si bien tengo mi casa acá, el tema de la contaminación del aire, del suelo y del agua es algo que me preocupa bastante.
-¿Te ves haciendo esto el resto de tu vida?
-Sí, después algunos actos hay que modificarlos un poquito, porque se va perdiendo la destreza física, pero la experiencia es importante y los payasos son como el vino, mientras más viejos mejor. El año pasado fuimos a ver un payaso yanqui a Rosario que debe tener unos 65 años y las cosas que hace… terrible. También hay gente que con sólo hablar te matás de risa y no hace falta ver malabares.
El payaso más conocido de Gualeguay, “por insistencia quizás”, según sus propias palabras, aprovecha la entrevista como una especie de despedida y agradece, sobre el final, “al pueblo gualeyo por el apoyo todos estos años, que son casi 10 de laburo en la calle”. Cletonto no sabe que nosotros, chicos y grandes, los que lo vemos en un lugar u otro de la ciudad, somos los agradecidos, por cada momento que nos sacó una sonrisa.

Por María Constanza Fernández Larraburu

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