El tema está en estudio por parte de la AFIP y de la secretaría de Hacienda, reconoció un alto funcionario del gabinete económico
En temprano deja vu de la segunda presidencia de Cristina Kirchner, el gobierno de Alberto Fernández analiza la posibilidad de restablecer lo que en su momento se conoció como “dólar turista” o “dólar tarjeta”, de modo de encarecer y así desalentar el turismo y las compras de los argentinos en el exterior.
El tema está en estudio en la secretaría de Hacienda, a cargo de Raúl Rigo, y en la AFIP, que encabeza la economista Mercedes Marcó del Pont, reconoció a Infobae un alto funcionario del área económica.
Las primeras versiones señalan que el gobierno apunta a un mecanismo que deje el valor del dólar gastado por los argentinos en el exterior en viajes, gastronomía y u otras compras, turísticas o no, un 20% más caro que el precio que tiene hoy la moneda norteamericana dentro del estricto control de cambios dispuesto por el gobierno de Mauricio Macri, y que el de Fernández anunció que mantendrá hasta nuevo aviso. Ese valor, que permite a los individuos comprar hasta un máximo de 200 dólares por mes, se mueve hace varias semanas en una franja de 62 a 63 pesos.
Un 20% de recargo, sea a través de un impuesto o de alguna forma de desdoblamiento cambiario adicional a los ya existentes, llevaría el valor del dólar turístico o tarjeta a la vecindad de los 80 pesos, aunque la fuente que reconoció que la medida está en estudio señaló que ese le parece, en principio, un valor excesivo.
Echegaray lo hizo, Marcó del Pont lo administró
Cuando en 2013 el entonces titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, dispuso encarecer el dólar mediante un cambio de alícuota, ésta se llevó inicialmente al 20%, y más tarde al 35%, aunque el recargo era tomado como un anticipo del Impuesto a las Ganancias. La entonces titular del Central, Marcó del Pont, ya tenía experiencia como cancerbera de dólares, rol que había cumplido con entusiasmo en 2011, cuando el gobierno dispuso limitaciones cambiarias apenas después de la reelección de Cristina Kirchner.
El diseño actual está en pañales y las preguntas sobre el tema reciben respuestas vagas de los remisos voceros oficiales. Lo que sí está claro es que el gobierno pretende reducir el déficit de la balanza turística, que en 2018 rozó los USD 8.000 millones y este año, aunque menguante, estaría en cerca de USD 5.000 millones.
El diseño actual está en pañales y las preguntas sobre el tema reciben respuestas vagas de los remisos voceros oficiales. Lo que sí está claro es que el gobierno pretende reducir el déficit de la balanza turística, que en 2018 rozó los USD 8.000 millones y este año, aunque menguante, estaría en cerca de USD 5.000 millones.
La iniciativa se inscribiría conceptualmente en el “esfuerzo” que el presidente Alberto Fernández pidió a los sectores que más tienen para financiar la ayuda a los segmentos inferiores de la pirámide socioeconómica.
A fines de octubre pasado, apenas después de la victoria electoral de Alberto Fernández, el Banco Central reforzó el control de cambios para el uso de tarjetas de crédito en el exterior, pero sin limitar su uso ni poner límites al consumo con esta modalidad.
Lo que dispuso entonces fue que las financieras y emisoras de tarjeta debían tener previa autorización del Central para acceder al mercado de cambios para enjugar el uso de tarjetas de débito o prepagas, en el exterior. La medida, detallada en la Comunicación 6823 de la autoridad monetaria alcanzó la participación en juegos de azar (el llamado “dólar casino”), las transferencias a servicios de pagos del exterior, las transferencias a fondos de inversión, la extracción de dólares con tarjeta en el exterior y la compra de “criptoactivos”, como el bitcoin, amén de limitarse a 50 dólares por operación el monto de adelanto a los tenedores de tarjetas emitidas en el Argentina que viven en el exterior.
Estas limitaciones no conforman al actual gobierno, pese a que en su primera semana compró una importante cantidad de dólares (largamente más de 100 millones este viernes, último día de la semana bancaria), aprovechando la calma cambiaria y la alta demanda de moneda local que caracteriza las vísperas de las fiestas de fin de año y de las vacaciones estivales.
Fuente Infobar