Panozzo asegura que el índice de suplencias no debería superar el 8 %. Dijo que la oferta salarial estará atada a la paritaria nacional. Confía en un inicio sin conflicto del ciclo lectivo. AGMER ya pidió públicamente su renuncia.
Son casi las 9,30 de la mañana y sobre el escritorio del presidente del Consejo General de Educación (CGE), José Luis Panozzo, hay tres enormes cajas repletas de papelería para firmar.
El detalle le llama la atención a Panozzo y entonces piensa en voz alta una propuesta que imagina deberá transitar el Estado: replantear un nuevo edificio, más amigable, hoy una persona con movilidad reducida no puede acceder a la sede de Educación, en Córdoba y Laprida, y proyectar un archivo digital, pensando también en la paulatina eliminación del fárrago de papel que supone emitir los recibos de sueldos a casi 45 mil docentes en la provincia.
Pero la coyuntura lo distrae rápidamente de esos asuntos: tiene incompleta la lista de funcionarios (falta designar a los titulares de las direcciones de Secundaria e Inicial, aunque dice que la demora tiene su explicación en el diseño que tiene su gabinete, que resulta «heterogéneo» y representativo de todos los departamentos. Pero además, porque quien tiene la última palabra en materia de designaciones es el gobernador Gustavo Bordet.
Aunque aún así rescata lo hecho. «Desde el 11 de diciembre que desembarcamos hasta ahora, hemos hecho cosas importantes. Después de ocho años, están las credenciales de puntaje», resalta. Y luego enumera los «logros» educativos en los últimos 12 años, tanto a nivel nacional como provincial. «Falta muchísimo pero hoy tenemos escuelas que nos ha dejado Sergio Urribarri para que las inaugure Gustavo Bordet», señala.
Panozzo fue, hasta diciembre, intendente de Chajarí, aunque la profesión que ostenta es la de docente, y desde ese lugar tiene una mirada crítica de la educación, y sobre todo respecto de lo que ofrece hoy la escuela. «A mí se me va el tiempo pensando en los institutos de formación docente, porque son los semilleros y es ahí adonde nosotros tenemos que apuntar», dice.
¿Docentes o alumnos?
No es un funcionario más que llega a dirigir Educación. Fue parte del principal sindicato docente de la provincia, la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer). Entre 2000 y 2002 ocupó el cargo de secretario gremial de la seccional Federación. De modo que conoce el paño.
Panozzo asegura que la formación docente es clave, y que eso no se consigue en el corto plazo. «Necesitamos pensar en docentes que estén acordes a la demanda y a la exigencia de estos tiempos. ¿Por qué un alumno entra tan motivado al jardín de infantes y después se le van yendo las ganas de ir a la escuela? Tenemos que hacernos algunas autocríticas, y replantearnos algunas cosas. ¿Lo que yo le brindo a ese chico está realmente acorde a lo que está necesitando o nosotros nos hemos quedado un poco en el tiempo con la motivación para esos chicos?», pregunta Panozzo.
En ese marco, considera que la docencia «no tiene que ser vista simplemente como una salida laboral. Nosotros no trabajamos con papeles ni con cajas: trabajamos con seres humanos, que son el futuro, nuestros futuros gobernantes. En las aulas, se define el futuro de la patria. Me parece que tenemos que revisar algunas cosas», dice.
«Yo vengo de la escuela, y he visto que en primer año, en la escuela contamos con tres divisiones para contener a más de 100 alumnos, pero después, al final, egresan no más de 15.¿Qué pasó en el camino? ¿Dónde están?», cuestiona Panozzo.
Durante una charla que mantuvo con El Diario, el funcionario eligió hablar con una metáfora: «Hay que dejar de hacer girar la rueda», sostiene, en clara referencia al reparto de culpas por la situación del sistema educativo. «Creo que en esto todos tenemos algo que ver», aclara.
-Da la impresión de que Entre Ríos la discusión de política educativa de los últimos años se agota en la definición del salario docente. Y que ahí termina la discusión. ¿Es así?
-Creo que no. Yo siempre recalco a todos los funcionarios que no perdamos de vista que nuestros destinatarios no son los docentes, es el alumno. A veces, nosotros vamos atrás de los trabajadores de la educación, que no está mal, pero tenemos que escuchar a los padres, y tenemos que ir al aula y charlas con los chicos. No debemos tenerle miedo al debate. Porque si yo no me animo a discutir con los alumnos, es porque estoy esperando alguna demanda de los alumnos. Tenemos que escuchar a los gurises, y seguramente los gurises nos van a decir cosas interesantes, que tenemos que hacernos cargo.
