La última semana de enero viene intensa. El dólar puede haber llegado al piso. El viernes la divisa mayorista bajó 49 centavos y cerró a 37,08 pesos con más de 800 millones de dólares que incluyen una intervención de compra de 50 millones del Banco Central. En otras palabras, está un dos por ciento o 79 centavos por debajo de la cotización mínima de la banda de flotación.
Esto que puede dar lugar a celebraciones se parece más a una bomba de tiempo que a un corcho de champagne listo para volar antes del brindis. No hay que olvidar que la pasión por el peso se alimenta del enorme crecimiento de los plazos fijos en los últimos meses. Es una burbuja de 300.000 millones de pesos. En el mundo no se conoce burbuja que no haya explotado. Por supuesto, hubo viento a favor del exterior. Las primeras semanas de Wall Street fueron encantadoras, pero también hay peligros acosando.