La cautela se impone entre los inversores, ante la falta de claridad sobre el resultado del 11 de agosto. Se vienen dos semanas a puro nerviosismo.
Por primera vez prácticamente desde fines de abril, ayer se registró simultáneamente suba del dólar junto a caída de bonos. Fue una clara señal del nerviosismo creciente que se apoderó de los inversores, tanto locales como internacionales, ante la proximidad de las PASO. En las 11 jornadas hábiles que quedan hasta la elección primaria es probable que ambas tendencias se profundicen.
El dólar operó con tendencia alcista durante toda la jornada, a pesar de que el Central siguió vendiendo futuros. Pero no fue suficiente. El tipo de cambio subió cerca de 50 centavos y finalizó a $44,56 promedio en el minorista, mientras que el mayorista desde temprano superó los $43. En el cierre se ubicó a $43,36.
Las pantallas de los operadores mostraron desde temprano cuál es el problema principal que enfrenta el mercado cambiario. La oferta de divisas se cayó abruptamente. Al mismo tiempo, se nota más demanda de inversores que están desarmando posiciones para esperar dolarizados el resultado de las PASO.
Pero pese a que el dólar subió más de 2% en las últimas tres jornadas, está lejos de transformarse en algo dramático ni mucho menos. Por un lado se trata de una corrección razonable luego de la caída de 10% de la cotización desde fines de abril. Esto había generado incluso algunos comentarios sobre la posibilidad de volver a situaciones de atraso cambiario, justo cuando empezaron a despegar las exportaciones.
Por otra parte, los movimientos diarios tampoco son «disruptivos». Por lo tanto, el Central no tiene necesidad por el momento de salir a vender dólares en el mercado contado para satisfacer la mayor demanda. O para prevenir un aumento adicional de la cotización.
El riesgo país a 820 puntos básicos reflejó la caída en el precio de los bonos. Se trata de otra señal de cautela por parte de los inversores. De todas formas, tampoco por ahora se notan ventas masivas. La calificadora Moody’s alertó en un documento algo que ya todo el mercado sabe: un cambio de políticas después del 10 de diciembre podría generar más dudas de los mercados sobre la voluntad de la Argentina de pagar la deuda. El riesgo país había superado los 1.000 puntos en el peor momento de la desconfianza, a fines de abril, y por algunas semanas se ubicó por debajo de los 800.
Dólar presionado, bonos a la baja y acciones que siguen registrando toma de ganancias aunque poco relevantes. Queda claro que los mercados quedaron en un «compás de espera» hasta que finalmente lleguen las primarias y se sepa realmente dónde está ubicado el Gobierno y cuánta diferencia sacaría el kirchnerismo. Allí estará más claro si realmente el oficialismo tiene posibilidades reales de imponerse en las elecciones de octubre o como mínimo forzar un ballotage.
Según coincide la mayor parte del mercado, el valor a monitorear es el de 5 puntos. Si la fórmula Fernández-Fernández saca una diferencia mayor en las PASO, entonces el nerviosismo de los inversores aumentará sensiblemente. Si la brecha es mucho menor, entonces podría asistirse a un nuevo rally en el precio de los bonos y el dólar se mantendría mucho más estable.