La fanática, que vestía una campera amarilla, gorra y lentes el día del incidente, había escapado de la escena antes del arribo de las autoridades
La misteriosa mujer de amarillo que desató un accidente masivo en el Tour de Francia fue hallada por la Policía tras cuatro días de investigación y quedó detenida en las últimas horas. La fanática había intentado mostrar un cartel a las cámaras con un mensaje para sus abuelos que terminó con un incidente de escala histórica en una de las citas más importantes de ciclismo en el mundo.
Según detalló la cadena RTL, la acusada de generar este escándalo fue arrestada y puesta bajo custodia policial en Landerneau luego de ser buscada durante cuatro días. La ley indica que podría ser penada con un año de prisión no efectiva y una multa económica de al menos 1.500 euros, aunque el citado medio francés aclara que si alguno de los corredores que debieron retirarse de la competencia por su culpa presentan una denuncia la sanción podría incrementare sensiblemente.
El caso, que ocurrió a 45 kilómetros de terminar la primera etapa del Tour de Francia, tomó trascendencia mundial por la gran cantidad de afectados que tuvo. La mujer metió parte de su cuerpo en la cinta asfáltica cuando pasaban las cámaras televisivas sin reparar que detrás venía el inmenso pelotón de ciclistas. El cartel que portaba dificultó el paso del veterano Tony Martin, quien cayó de su rodado y generó un efecto en cadena que terminó con la gran mayoría de los corredores en el suelo.
Uno de los que se llevó la peor parte fue el español Marc Soler, quien sufrió fracturas en las dos cabezas de radio y la cabeza del cúbito izquierdo, teniendo que abandonar la carrera inmediatamente. La aficionada, que quedó de pie tras el accidente según mostraron las imágenes aéreas, huyó rápidamente de la escena antes de que aparezcan las autoridades policiales.
Las autoridades policiales iniciaron una intensa búsqueda ese mismo sábado del accidente, pidiendo la ayuda de testigos que pudieran identificar a la responsable del hecho. “Cualquier persona que pueda presentar una identificación a llamar al centro operativo de la gendarmería de Finisterre”, fue el mensaje que emitió la gendarmería local y replicó por entonces el medio local Ouest France.
Si bien por el momento no hay mayores precisiones sobre su nacionalidad o detalles sobre su vida personal, los medios franceses habían aventurado el mismo día del accidente que la mujer era “extranjera” y algunos otros la definieron como espectadora de origen alemán. En las redes sociales, fue definida como la “fanática Opi-Omi”por el cartel que llevaba en sus manos y tenía un mensaje de aliento para sus abuelos en un idioma que fue registrado como una mezcla entre el francés y el alemán.
El subdirector del Tour de Francia, Pierre-Yves Thouault, había advertido días atrás que presentarían una denuncia contra la mujer en cuestión: “Estamos demandando a esta mujer que se portó tan mal. Debemos hacerlo para que la pequeña minoría de personas que no respeta las reglas no arruine el espectáculo para todos”. Al mismo tiempo, el director de la cita deportiva, Christian Prudhomme, expresó su profundo enojo: “Es inadmisible. Los espectadores vienen al Tour para ver a los campeones, los campeones que aman, no para ver la televisión. Los que merecen la televisión son los campeones, no ese tipo de personas. Si la gente quiere mirarse, verse, ¡hay espejos para eso! ¡Debemos respetar a los corredores, al Tour, a los campeones”.
Las primeras informaciones policiales indicaban que la investigación que se abrió en torno a la mujer está emparentada a “lesiones involuntarias con incapacidad no superior a tres meses por violación manifiestamente deliberada de una obligación de seguridad o prudencia”. Más allá de la intensa búsqueda que abrieron las fuerzas de seguridad, desde la gendarmería de Finisterre temían no poder localizar a la mujer implicada en el hecho. “Puede ser complicado porque, a priori, la mujer estaba sola. Y las imágenes de televisión no son lo suficientemente precisas para identificarla”, le explicaron al medio La Depeche. Las primeras declaraciones de los testigos dejaron al descubierto que la aficionada se encontraba sola en el lugar.
Una de las fotos más impresionantes que dejó el accidente fue la del ciclista francés Cyril Lemoine, que debió ser trasladado de urgencia desde la competencia para ser examinado en detalle por los especialistas. El deportista de 38 años terminó con cuatro costillas rotas, un neumotórax moderado y una herida detrás de la oreja que lo obligaron a quedar hospitalizado en la ciudad de Brest.
El diario alemán Bild informó en su edición del sábado que los ciclistas circulaban a una velocidad promedio de 50 km/h cuando se desató el peligroso accidente en uno de los pasajes de esa etapa que unía la ciudad portuaria de Brest con el municipio de Landerneau.
Como respuesta al peligroso suceso que recorrió el mundo, las autoridades locales reforzaron la seguridad en la siguiente etapa del Tour de Francia para evitar otro contratiempo y repartieron a 500 gendarmes para los 183.5 kilómetros de la segunda etapa que se desarrolló entre Perros-Guirec y Mur-de-Bretagne.