Mediante un trabajo lento pero meticuloso, han empezado a digitalizar el archivo de la Parroquia San Antonio. El lugar, emblemático para la ciudad de Gualeguay, guarda información histórica vinculada a los nacimientos, casamientos y actas de defunción desde el siglo XVIII. En diálogo con El Día de Gualeguay, Mariana Perchivalle contó algunos detalles de la tarea que está en pleno desarrollo.
“Este es un proyecto que hace mucho teníamos pero por falta de personal no lo podíamos poner en marcha –cuenta-. Siempre estuvo esa idea porque estamos en presencia de uno de los archivos más antiguos de la provincia de Entre Ríos. Era primordial conservarlo, tratar de manipularlo lo menos posible porque se utiliza mucho. El papel se destroza tocándolo, por eso es imperioso pasarlo al soporte digital”.
Mariana contó que arrancaron a principios de agosto del 2020. “Nos organizamos después que nos autorizó el Padre Leiva. Como yo trabajé unos años en la secretaría conozco el archivo pero teníamos que tener la luz verde del Padre Jorge. Así empezamos y se sumó el Padre Manuel, aprovechando el tiempo que nos dejaba la cuarentena. Ahora se complicó un poco pero seguimos. De agosto a diciembre fue intenso y se digitalizaron los 20 primeros libros. Los libros son registros de sacramentos, de bautismos que es lo que mejor está organizado. Estos 20 libros van de 1781, cuando se funda la Parroquia, hasta 1.895, el libro 20. Son los más antiguos, los más ajados, y los que más queremos preservar. En diciembre llegamos al 1.900 e hicimos un parate, que ahora retomamos”.
El proceso no es sencillo porque cada libro tiene unas 500 páginas. “Si bien averiguamos por otros métodos pero eran muy costosos, hasta que decidimos hacerlo nosotros. Se toma la foto digital, página por página, lo más clara posible, y lo bajamos a una computadora. Así armamos en PDF como para tenerlos a mano ante cualquier consulta. El Padre Manuel ayuda y Domingo Gómez arma los libros y los baja a la compu. Estamos hablando de 103 libros de bautismos y vamos por el 20. Son 33 o 35 libros más de casamientos que están mejor conservados. Y hay libros de defunciones cuando las llevaba la Parroquia antes del Registro Civil que llegan hasta 1890. Eso se consulta mucho por los trámites de ciudadanía. Calculamos que nos va a llevar un par de años más, pero nada nos apura, el objetivo es poder conservarlos”.
En esos libros está la historia viva de la ciudad. “Más allá de los apellidos, lo que me llama la atención es cómo se fue conformando nuestra sociedad con gente de todos lados. Italianos o españoles que eran la mayoría aunque me llama la atención cuando le ponían nacionalidad ruso-alemán, como que hacían una combinación. Después figuran los esclavos. Por ejemplo, Juan ‘esclavo de los Urig’. Así los anotaban, incluso si eran negros, mestizos o blancos”.
Perchivalle agregó que “se reciben muchas consultas. No parece, casi diría que diariamente las recibimos. Hay mucha gente que hace su trámite de ciudadanía y necesitan probar su descendencia. Como no existía el Registro Civil se consultan los archivos parroquiales. El proyecto también apunta a buscar un espacio físico. Están en armarios de madera y sería bueno encontrarles un lugar en condiciones. ¿La letra? Maravillosa, muy clara. El que la tenía mejor era Juan Vilar…parece dibujada, preciosa, súper clara”.
