Pasaban diez minutos de las diecinueve horas de este martes, cuando un llamado telefónico a la sección 911 de video vigilancia, alertaba sobre un posible disturbio entre “conocidos” jóvenes de la zona, en Barrio 40 viviendas “Ombú”, por lo cual personal de comisaria segunda es comisionado al lugar, mientras se recibe una nueva alerta manifestando que uno de ellos portaba un arma de fuego, por lo que con la precaución del caso otros móviles del 911 y Geper, aguardaban apresto para sumar su colaboración.
Efectivamente al llegar el móvil 1386, corrobora la veracidad de la denuncia telefónica, pudiendo observar a dos conocidos de la zona, quienes ya han registrado ingresos en esta departamental, y no necesariamente como visitas, los cuales en ese momento se enfrentaban violentamente con otros dos masculinos, pero como es costumbre para esta gente de mal vivir, lo hacían uno de ellos munidos de distintos elementos como un fierro (tipo caño de pileta), un arma blanca y el más “guapito” de ellos en cuero y con un arma de fuego en la cintura, ya que es de esos que necesita tomar coraje, como si un arma le diera la hombría que le falta, y esa que en realidad se pierde al empuñarla por el solo hecho de violentar a otro ser humano. El cual al percatarse de la presencia de los uniformados, ingresa rápidamente hacia su domicilio, saliendo a los pocos minutos sin la misma.
De inmediato y ante la primera oportunidad, fueron reducidos dos de ellos, mientras los otros aprovecharon la vorágine para huir del lugar, creyendo que escaparían de las consecuencias de su mal accionar, pero esta vez fueron sorprendidos por el largo brazo de la ley, que los alcanzó a los pocos minutos.
Mientras los observadores se iban sumando, se hace presente el padre del “guapito”, quien es de destacar que en otras oportunidades ha colaborado con los auxiliares de la justicia, no apañando los ilícitos de su hijo, y el cual al ponerlo en conocimiento de lo sucedido, autorizó inmediatamente que el personal policial ingresara a su casa, haciéndolo conforme a lo ordenado normativamente junto a dos testigos civiles, a buscar el arma de fuego, hallándola en el interior de un mueble, tratándose de un revolver calibre 22 el cual tenía en su interior varios proyectiles, procediendo a su inmediato secuestro, junto a los demás elementos utilizados en la riña.
Es de destacar que mientras el personal trabajaba en el lugar, con el riesgo de hacerlo expuestos a un posible disparo en cualquier momento, se sumó un perro de gran porte, de raza pitbull, el cual en el momento de la detención, agredió a uno de los funcionarios, provocándoles diversas lesiones en sus manos y brazos, por lo que debió ser trasladado de inmediato al nosocomio local, donde recibió la atención idónea.
Una vez controlada la situación, se comunica la novedad al Agente Fiscal en turno, quien dispone la inmediata detención de los cuatro pendencieros y los distintos pasos a seguir, quedando alojados a disposición de la causa iniciada por el supuesto delito de lesiones en riña y portación ilegal de arma de fuego.