Brasil superó a Perú por 3-1 y se quedó con su novena Copa América. El partido jugado en el Maracaná tuvo goles de Éverton, Gabriel Jesús (luego expulsado) y Richarlison (de penal) para los locales; mientras que Paolo Guerrero (también de penal) había puesto el 1-2 parcial.
La final de la Copa América terminó con el local gritando campeón, tal como ocurrió en 2015. Brasil superó a Perú por 3-1, un resultado quizás abultado por lo visto en el campo de juego, pero acorde a lo que se vio en el trayecto del certamen.
El partido comenzó con Perú ejerciendo una presión alta, merodeando el área de Alisson, que igual no debió intervenir en los disparos de Cueva y Flores, que se fueron desviados. Poca actividad en las áreas en los primeros instantes, pese a que la intensidad era elevada.
Pero Brasil es Brasil y tiene una jerarquía individual impresionante. Un pase a Gabriel Jesús al fondo por la derecha lo encontró con pelota dominada y mano a mano. Luego de una buena jugada individual envió un centro que cruzó toda el área por arriba y encontró el ingreso de Éverton por el segundo palo, que sólo debió poner el pie con dirección al arco para anotar el 1-0 en la primera clara de gol.
De allí en más Brasil controló los hilos del juego y merodeó el área de Gallese, cerca de convertir el segundo tanto que casi sentenciaría la historia. Sin embargo, poco a poco se fue emparejando el juego hasta que llegaron los claves últimos minutos del primer tiempo.
Es que después de mucho intentarlo, los dirigidos por el argentino Ricardo Gareca consiguieron entrar tocando al área de su rival y en un pase al medio la pelota encontró la mano de Thiago Silva, que forzó al árbitro a sancionar penal -pese a que la revisó en el VAR, no cambió la decisión-. De la ejecución se encargó Paolo Guerrero, que anotó el empate a los 43.
Pero Perú no llegó a acomodarse cuando llegó el segundo de la Verdeamarelha. Un robo de Roberto Firmino en mitad de la cancha generó una importante chance en la que Artur metió un pase filtrado para Jesús, que se acomodó en el área y definió ante la salida de Gallese, para el 2-1 a los 47, antes del cierre del primer tiempo.
Ya en la segunda parte, el juego encontró a Perú adelante en el campo de juego y a Brasil metido en su mitad de la cancha, algo que se fue profundizando a lo largo de los minutos, sin que el elenco incaico pudiera llevar peligro al área de Alisson.
Parecía que ese dominio se profundizaría con la expulsión de Jesús por doble amarilla a los 25 minutos de la segunda etapa, no obstante Brasil entendió el momento del juego y llevó el partido al terreno que le convenía, demorando las acciones y jugando en un costado del campo.
Y sobre el final, llegó lo que sentenció el juego. Una grandísima jugada personal de Éverton lo encontró ingresando al área, pero cuando parecía que Gallese ganaría el mano a mano, un defensor peruano cruza bruscamente al atacante de Gremio y el árbitro sanciona penal.
La decisión de Roberto Tobar fue incorrecta, ya que más allá de la vehemencia del cruce, el choque fue lícito, hombro con hombro. De la ejecución se encargó Richarlison, que no falló y sentenció la historia en favor de la Verdeamarelha.
Fue victoria para Brasil, que más allá de las circunstancias de semifinales fue un justo campeón de la Copa América a partir de su solidez defensiva y su versatilidad jugando en ataque. Es la novena copa para el seleccionado brasileño, que intentará retener el título el próximo año, cuando la Copa sea en Colombia y Argentina.