El seleccionado dirigido por Dunga, con la ausencia de su estrella Neymar, cayó 2 a 0 con el Campeón de América, en el inicio de la eliminatoria camino a Rusia 2018. Los goles: Eduardo Vargas y Alexis Sánchez
Si dos remates en los palos constituyen el máximo merecimiento para acreditar una victoria, entonces Chile debió ganar este partido inaugural de eliminatorias ante Brasil, que volvió a esta competencia después de pasar de largo en las anteriores por ser el organizador del Mundial pasado.
Claro que la historia cambió y así como este es otro Chile, también lo es Brasil, para bien del primero y para mal del segundo.
De hecho hacía 15 años que Chile no le ganaba a Brasil y de hecho lo hizo solamente una vez por eliminatorias hasta esta noche, mientras que Brasil nunca había perdido en un debut de esta competencia.
Pero también es cierto que cuando se habla del flamante campeón de América se pueden nombrar algunos jugadores importantes en ligas europeas como Alexis Sánchez (Arsenal), Arturo Vidal (Bayern Munich) o Claudio Bravo (Barcelona), mientras que los brasileños solamente cuentan con Neymar Junior, que aún debe una fecha de suspensión sufrida en la Copa de Chile y recién volverá en la tercera jornada ante Argentina en el Monumental.
Sin él Brasil carece de fútbol, de claridad, de inventiva. En definitiva el «verdeamarillo» es «Neymar y 10 más», por lo que sin él son «10 menos».
De esta manera Dunga, fiel a su estilo, ya que también él es el responsable de estos convocados, apostó por el contraataque de punta a punta del partido, defendiendo con fiereza y sacando la respuesta por el medio con ese pistón que es el enrulado Willian, que arranca como un gamo y termina las acciones como un tero.
Claro que tampoco tenía el volante buenos receptores en ataque, como por ejemplo Hulk, que fue el único delantero dispuesto por quien fuera campeón del mundo con el «scrach» en la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994.
Por eso el partido estuvo planteado siempre con Chile y la pelota por un lado y Brasil abroquelado y saliendo con manotazos de ahogado por el otro.
Así se consumió el primer tiempo y empezó el segundo, que en ese contexto pareció de ida y vuelta en su primera mitad, aunque esto no era más que un espejismo, porque mientras Chile sacudió dos veces el poste derecho del mediocre arquero Jefferson, los brasileños nunca llegaron con chances concretas al arco de Bravo.
Lo único que le fallaba a Chile era la puntada final, el toque fino, la pegada justa como para abrir el cerrojo brasileño, una postura irritante para la inmaculada historia del fútbol de Brasil.
Pero el técnico argentino Jorge Sampaoli, advertido de la situación, sacó al «Mago» Jorge Valdivia y puso en su lugar al mendocino Matías Fernández, y allí encontró la llave de la victoria.
Es que «Mati» hizo gala de su pegada a los 26 minutos para que Eduardo Vargas ganara de anticipo en el área pequeña brasileña y con la parte interna del botín derecho abrió la cuenta.
Y allí quedó entonces de manifiesto lo que es este Chile pergeñado por Marcelo Bielsa que hoy tan bien conduce Sampaoli, ya que pese a lo que representaba la camiseta que tenía enfrente, fue por más, como el buen torero, a rematar la faena.
Y si bien demoró, a un minuto del final del tiempo regular enhebró Chile una precisa jugada colectiva y fue el «Pibe Maravilla» Sánchez el encargado de clavarle la espadilla que selló la suerte futbolística del equipo de Dunga.
Y fue merecida la victoria de este equipo chileno que sigue dulce después de ganar su primera Copa América allí mismo, en el estadio Nacional donde batió a Argentina por tiros penales el pasado 4 de julio, hoy volvió a hacer historia doblegando al otro grande del sur del continente americano. Y quedó a 17 fechas de ir a Rusia.
Fuente: Télam